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OBITUARIO

Julián Salguero, el presidente que salvó a ‘Arrojado’

Otorgó el primer indulto a un toro en la plaza de La Maestranza de Sevilla en abril de 2011

Antonio Lorca
Julián Salguero.
Julián Salguero.

El destino quiso que Julián Salguero Villadiego (Castilleja de la Cuesta, Sevilla, 1952) pasara a la historia el 30 de abril de 2011 porque tuvo la valentía de sacar el pañuelo de color naranja que concedía el derecho a la vida al toro de nombre Arrojado, lidiado por el diestro José María Manzanares y perteneciente a la ganadería de Núñez del Cuvillo. Ocupaba aquella tarde el palco presidencial de la plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla; se celebraba uno de los festejos grandes de la Feria de Abril, cartel de “No hay billetes” en las taquillas, y fue tal el alboroto de emociones que crearon toro y torero, que el presidente se vio obligado a desempolvar un pañuelo arrugado de estar bien planchado durante años y devolver a la dehesa —por primera vez en la historia de esta plaza— a un toro bravo, noble y encastado.

El destino ha querido, también, que Arrojado sobreviva a su salvador, pues Julián Salguero falleció el 2 de octubre cuando descansaba en su casa de la localidad sevillana de Castilleja de la Cuesta, donde residía. Un fuerte dolor en el pecho fue el anuncio de un infarto fulminante diagnosticado por el equipo médico que lo atendió en un centro hospitalario.

Julián Salguero tenía 60 años, era químico de profesión y responsable de la calidad de aguas de Aljarafesa, empresa municipal de la comarca del Aljarafe de Sevilla. Fue el primer alcalde democrático de Castilleja como independiente. Hizo gala siempre de su afición y conocimiento sobre la fiesta de los toros, y su buena sintonía con Carmen Tovar, también alcaldesa de la localidad y después responsable de los asuntos taurinos en la provincia de Sevilla, permitió que esta lo nombrara presidente suplente de la plaza sevillana en la temporada de 2009. Accedió a la titularidad al año siguiente, y desde entonces ha presidido uno de los cuatro equipos gubernativos. Hasta la tarde del indulto, Julián Salguero era una figura desconocida para el gran público y su gestión en el palco ha sido eficaz y callada.

A raíz de su fallecimiento, el consejero de Justicia e Interior de la Junta de Andalucía, Emilio de Llera, lamentaba la pérdida del presidente maestrante, y el delegado del Gobierno andaluz en Sevilla, autoridad taurina en la provincia, destacaba su calidad humana y la ilusión y entrega con las que Julián Salguero ejercía su labor presidencial.

En la tarde del martes, sus familiares y amigos le dieron el último adiós en un multitudinario funeral; él se despidió de la plaza de La Maestranza unos días antes, el viernes 21 de septiembre, primer día de la Feria de San Miguel, cuando presidió la novillada en la que se lidiaron reses de Juan Pedro Domecq para Rafael Cerro, Tomás Angulo y Gonzalo Caballero, quien cortó una oreja.

Aquella tarde sacó por última vez el pañuelo blanco, pero será para siempre el presidente de semblante serio y algo tímido que el 30 de abril de 2011 contempló a derecha e izquierda una Maestranza arrebatada por el entusiasmo y decidió hacer historia: mostró el pañuelo naranja y devolvió a la vida a un toro de nombre Arrojado que hoy vive libre en la dehesa gaditana.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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