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Conversaciones en Formentor se despide con una reflexión sobre el viaje

Una mesa dedicada a 'Náufragos y navegantes: Ulises, Jonás, el capitán Ahab', cerró ayer las jornadas

Los dioses y héroes que han devenido mitos universales literarios y sociales “hoy en día estarían en la cárcel, sobre todo en Suecia. Eran unos facinerosos, impresentables todos”. Manuel Vicent lo proclamó ayer en la sesión final de las Conversaciones Literarias de Formentor, en una mesa dedicada a Náufragos y navegantes: Ulises, Jonás, el capitán Ahab.

 Irónico, apoyándose en sentencias de autoridad iconoclasta de Josep Pla y Joan Fuster, el escritor y columnista dijo saber de primera mano que “en el Olimpo no hay cobertura (de teléfono móvil)”. La mar debería dar nombre a nuestro planeta Tierra por la preponderancia de los océanos, “es una categoría mental. Somos agua, hemos navegado en la placenta antes de nacer”. Algunos escritores y poetas siguen aún navegando en el seno materno, cree.

El viaje es el ámbito fundamental que facilita “una estructura narrativa privilegiada”, según dictaminó en la misma mesa el crítico Manuel Rodríguez Rivero que vindicó a Robinson Crusoe y vio en el capitán Ahab de Moby Dick una “prefiguración de un dictador, totalitario”, con su resentimiento. En la muerte de Ahab, enzarzado entre cabos y arpones sobre la ballena blanca, el crítico vio un Cristo. La poetisa Irene Gracia manifestó que “el viaje interior es el más vertiginoso” y defendió “el poder guerrero de la verdad”.

Vicent explicó que Ulises nunca se embarcaba sin llorar, porque “el placer de navegar no existe, acaso lo tienen ahora unos multimillonarios con sus yates y marineros increíbles”. El eterno retorno de los personajes desde los clásicos “es un mito agrario, la semilla que se pudre para brotar”.

La imagen (cultural) del Mediterráneo “es un caos”, y “la han inventado los idealistas alemanes imaginado sus dioses de mármol, la belleza y armonía”, observó Vicent. La académica y literata Carme Riera indicó que “a Manuel Vicent los dioses no le han abandonado, a nosotros sí”. El moderador del panel, el periodista Ángel S. Harguindey, evocó la máxima del extinto editor Jesús de Polanco que decía que en domingo comenzaba a leer EL PAÍS por la última página, por la columna de Vicent.

A cien pasos de la playa, con una mar muerta, sol sin olas, se reunieron, por último día, más de dos centenares de lectores, entre ellos hasta cuatro magistradas amantes de los libros. “Leer es solo haber leído”, rememoró Basilio Baltasar, director de la Fundación Santillana.

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