La puta vida, amigo Sancho
"Muy fuerte ha tenido que ser la muerte para poder contigo si es que ha podido y no has sido tú el que la ha dejado pasar"
Muy fuerte ha tenido que ser la muerte para poder contigo si es que ha podido y no has sido tú el que la ha dejado pasar, consciente de que a esa vida tuya, imponente, le habían puesto ya muchas barreras.
La vida, amigo Sancho, a la que más amaste y a la que supiste exprimir con la sabiduría de los hombres buenos y poderosos, nos regaló tu amistad, tu voz y tu presencia avasalladora y... la creímos inmortal. Te conocí tarde pero encontramos mil historias comunes. La más increíble fue la coincidencia por un querido lugar en el Uruguay, un balneario chiquito, familiar y detenido en el tiempo que se llama Playa Verde y que sólo conocemos unos poquísimos privilegiados. Te encantó que, la noche del verano que nos conocimos, contáramos cosas de "allá". Luego, fue Mondariz -organizaste para nosotros una noche romántica-sorpresa, digna de las estrellas de Hollywod - y más noches: Altea, Sevilla, El Puerto... sitios bonitos y compartidos : las historias de la gente (era lo que más te interesaba) y los teatros, la política, las mujeres, los personajes famosos y las mejores anécdotas que narrabas como nadie, entre grandes risotadas o bien lágrimas y el gesto siempre mejor escogido -pedazo de actor-.
Te seguimos por los escenarios como quiénes siguen a los grandes toreros para apurarte al máximo y disfrutar a fondo de ti en la escena y fuera de ella. En esas giras de noches con madrugada, me impresionó ver lo que te querían y buscaban los actores y actrices más jóvenes. Te lo preguntaban todo y estaban siempre pendientes de tu voz. ¡Tu voz, amigo Sancho! Esa ya no nos la arrebata nadie. Nos la quedamos para siempre y la escucharemos más ahora que vamos a verte menos... Cosas de la bella y puta vida, maestro.
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