“Me han preguntado sobre economía, pero yo solo soy un tío que toca rock”
Los Fitipaldis arrancan el 22 de septiembre en Oviedo una gira por teatros
Fito Cabrales dispara frases con la velocidad de una metralleta y, en algunos momentos, con la misma falta de precisión que una ráfaga a discreción. No precisión sintáctica o semántica, sino en forma de contradicción; un pequeño precio a pagar a cambio de la generosidad de un interlocutor con incontinencia verbal. Tras una gira extenuante cuyo apogeo fueron las tres noches con todo agotado en el Palacio de los Deportes de Madrid, la estela del músico bilbaíno desapareció con el comienzo del año 2011; y así hasta ahora. “He trabajado estos dos años, pero en lo que se refiere a frutos ha sido una mierda”, reconoce sin mostrarse excesivamente preocupado por no haber conseguido reunir nuevos temas. Será porque esta sequía creativa le ha permitido dar forma a un proyecto que llevaba rondando por su cabeza ya un tiempo.
El 22 de septiembre comienza en Oviedo una pequeña gira de teatros por España. Una experiencia a la que se refiere casi como si fuera un descanso. “Esta es una gira para gente de mi edad. Solo hay un viaje para ir y para volver”. Esto se debe a lo espaciado de las fechas. Tiene previsto llegar a dar unos 30 conciertos en más de tres meses, lo que va a permitir a su banda poder volver a casa después de cada parada en una ciudad. “Me hace sentirme más fuerte, porque no tengo que prepararme como si me fuera a embarcar en un petrolero un año entero. Al preparar las giras muchas veces tienes la sensación de hipotecar un año de tu vida”.
Cuando salió la idea de esta gira fue a finales de la anterior, que parecía que las cosas venían mal pero nadie se imaginaba que fueran a ponerse tan feas
Aunque queda más de un mes para que dé comienzo, esta gira ha dado que hablar desde que se anunció. La reacción de los fans no fue tanto dirigida a la música como al precio de las entradas, de una media de 50 euros. “Me pusieron de hijoputa para arriba porque la gente entendía la cosa muy resumida. Es difícil hacer entender a la gente que cuesta más alquilar un teatro que un pabellón, pero es así. En los teatros te cobran una pasta y tienes mucha menos gente, lo que significa muchos menos ingresos”, se defiende.
“Cuando salió la idea de esta gira fue al final de la anterior, que parecía que las cosas venían mal pero nadie se imaginaba que fueran a ponerse tan feas”. Los Fitipaldis pueden presumir de ser una de las bandas con mayor poder de convocatoria en España. Han resistido épocas de malos tiempos para la música mucho antes del descalabro económico general manteniendo un volumen de ventas, no solo de entradas, sino también de discos, importante. Pero las cosas han cambiado mucho desde la última vez que se vieron las caras con el público y Fito es consciente de que la economía puede condicionar ese reencuentro. “El público puede elegir entre ir a un concierto o no en función de si esa música le gusta. Otra cosa es que quiera ir pero no pueda. Ahora cada vez más gente me dice que no puede venir porque no tiene 50 euros, o los tiene pero los necesita para otra cosa más importante”.
A la vista del ritmo que lleva la venta de entradas, más de 25.000 hasta la fecha obligando a añadir nuevas fechas en varias ciudades, se nota que el público del vizcaíno lleva mucho tiempo esperándole. Por eso pasarán por alto la carencia de sorpresas aprovechando la seguridad que da un repertorio ya conocido. “Los fans quieren canciones nuevas, pero también hay gente que simplemente quiere que salgas al escenario y abras la boca, cantes y ya está”, reconoce con un halo de sinceridad. “Si tengo tantos discos que ni me acuerdo de algunas canciones, ¿por qué no voy a poder salir de gira con ese material?”.
Para las superestrellas de la vieja guardia, la crisis de la piratería fue un golpe mortal que les obligó a replantearse, en muchos casos, la forma de mantener la viabilidad de sus carreras, El caso de Fito es diferente. Animal escénico, su trayectoria siempre ha cogido impulso gracias al mimo y constancia que le ha caracterizado sobre las tablas. Por eso la incertidumbre sobre el sector de la música en vivo le inquieta más que la eterna crisis de la industria del disco. “Siempre te van quitando cachos y más cachos, pero todos los músicos pensamos que mientras nos quede el directo tenemos algo a lo que aferrarnos. Ahora llega lo del puto IVA y vamos volver a épocas en las que ir al teatro era solo para unos pocos acaudalados. Que nos puteen tanto me parece de extrema derecha”.
"Me han preguntado alguna vez de economía y siempre digo que llamen a otro, porque están preguntando a un tío que toca rock. Yo no tengo ni puta idea de eso, y lo más grave es que creo que nadie la tiene", comenta entre carcajadas pero consciente de lo trágico de que nadie parezca dar con la tecla para salir del fango.
No se sabe como evolucionará el negocio de la música para adaptarse al medio, arrinconada por la tijera de los sempiternos recortes acariciando su cuello. La muerte de la industria ya se ha declarado cientos de veces, pero los Fitipaldis son perros viejos y dejaron de creer en los agoreros cuando empezaron a repetirse demasiado. Por eso no les queda otra que seguir dedicándose a lo que saben hacer y de la manera que lo saben hacer. "Podemos cambiar los instrumentos, cambiar los arreglos, pero vamos a tocar pocas canciones lentas. No vamos a tocar lento y sentados. Yo no sé tocar sin energía. Yo no se tocar sin mover el pie".
Babelia
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