Garibaldi sale de su tumba
El Ministerio de Cultura italiano comenzará a partir de septiembre el proceso de exhumación del héroe de la unificación italiana Las autoridades pretenden conservar el cuerpo pero la familia quiere incinerarlo
Hijo de un pescador de Niza, fue vendedor de espaguetis en Uruguay, fabricante de velas en Nueva York, bombero en Perú, marinero en el Pacífico y revolucionario en Italia y Sudamérica. La vida de Giuseppe Garibaldi (1807-1882), conocido como el héroe de dos mundos, es una sucesión de aventuras. Tras convertirse en uno de los próceres de la Unificación Italiana, se desencantó con la política y se retiró a la isla Caprera (al norte de Cerdeña) donde murió con 75 años. Quería ser incinerado y que sus cenizas fueran enterradas. 130 años después de su muerte su deseo puede hacerse realidad: sus descendientes han convencido al Ministerio de Cultura italiano de que autorice su exhumación en septiembre.
"Garibaldi dejó instrucciones precisas de cómo quería ser enterrado, pero fue embalsamado en contra de su voluntad”, ha explicado su bisnieta, Anita Garibaldi, en rueda de prensa. "Hay señales evidentes, que hacen pensar que la tumba de mi abuelo ha sido abierta”, añadió la descendiente, quien contempla la posibilidad de que los restos de su abuelo no se encuentren en la tumba en la que fue enterrado.
El Gobierno italiano aprobó la exhumación hace unos meses, coincidiendo con el 150 aniversario de la unificación. Los análisis que se realizarán del cuerpo permitirían comparar el material genético del prócer con el de sus descendientes. El propósito de las autoridades es aplicar un nuevo tratamiento al cuerpo para mejorar su conservación, lo cual entra en contradicción con el objetivo de la familia, que quiere incinerarlo.
El presidente del comité ministerial encargado de los trabajos, Silvano Vinceti, ha comentado que hay muchas posibilidades de que los restos se encuentren en un estado peor del previsto, ya que el cadáver fue embalsamado "tarde y mal" y podría haber acabado "pulverizado". Según Vinceti, el dilema es determinar si incinerar o conservar el cuerpo, tal como quería Garibaldi. Anita Garibaldi ha declarado que la cuestión debería ser decidida en un referéndum nacional, dada la importancia del personaje para Italia. Además, recordó que desde 1932, año en el que su padre pudo ver los restos de su abuelo, nadie ha comprobado si continúan allí ni en qué estado han quedado.
La polémica está asegurada. Los especialistas han discutido la conveniencia de trasladar el cuerpo -en el caso de que no esté pulverizado- al Panteón de Agripa, donde yacen varios de los personajes influyentes de la historia de Italia, como el rey Víctor Manuel de Saboya, su hijo Humberto I o el pintor renacentista Rafael Sanzio. Para la bisnieta, la exhumación de Garibaldi podría impulsar la “idea de una Italia y una Europa unida”, en un momento en que nuestro continente se haya necesitado de ejemplos e inspiración.
Babelia
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