“El punk y el ‘reggae’ se llevan bien porque comparten inquietudes”
El músico jamaicano publica su primer disco con material original en ocho años
¿Capricho de superestrella u oportunidad para viejas glorias? Cada vez más los artistas aprovechan su prestigio para producir y resucitar a ídolos de juventud de los que hace tiempo que se sabe poco o nada. El último en sucumbir a la llamada de uno de estos productores de lujo ha sido Jimmy Cliff, icono del reggae, que publica su primer disco con material original en ocho años de la mano de Tim Armstrong, cantante del grupo punk Rancid.
El lanzamiento de este nuevo álbum, Rebirth, ha coincidido con su visita a Madrid, tras su actuación en los Veranos de la Villa. El título (Renacer), obvio pero necesario, tiene su explicación. “En 2010 entré en el Salón de la Fama del Rock. Ese momento fue un punto de inflexión para devolver a Jimmy Cliff a una posición relevante, por eso es un renacer”, explica ilusionado en el hotel donde se repone del concierto.
A diferencia de otros que han sucumbido a estos cantos de sirena, el jamaicano no se puede quejar de que se hubieran olvidado de él. Venerado por Bruce Springsteen, respetado por Bob Dylan, e invitado por Paul Simon el pasado fin de semana a subirse al escenario con él en Hyde Park, quien le considera un héroe. “Cuando alguien de esa posición dice algo así de ti, es una sensación increíble. Paul es un gran poeta”.
Jack White fue de los primeros en aprovechar su estatus de rey Midas del rock convenciendo a Loretta Lynn o a Wanda Jackson para que volvieran a grabar.
Damon Albarn, cantante de Blur y Gorillaz, hizo lo propio con Bobby Womack; Dan Auerbach, de los Black Keys se decantó por Dr. John. “La idea de trabajar con Tim vino de mi representante. Cuando estaba preparado para entrar al estudio me dieron una lista de gente que podía estar interesada en producirlo”, reconoce. “La motivación no era llegar a una nueva generación de fans, sino volver a las raíces de mi música”.
El entendimiento entre ambos fue inmediato. “El punk y el reggae siempre se han llevado bien porque comparten las mismas inquietudes políticas y sociales, así que trabajar juntos resultó muy sencillo”.
El jamaicano recuerda con añoranza la escena punk inglesa, en cuyo alumbramiento estuvo presente. Cliff mantuvo una estrecha amistad con el cantante de The Clash, Joe Strummer, de cuya muerte se cumplen 10 años. “Nos respetábamos mucho. Expresábamos con nuestro arte las mismas cosas, las mismas preocupaciones políticas y sociales”, recuerda con más solemnidad que emoción aparente. “La última canción que grabó en un estudio fue conmigo”, se enorgullece.
A sus 64 años, lo último que parece buscar el jamaicano es caer en la complacencia, y anuncia que en su nuevo trabajo habrá canción protesta. “Nos hacen creer que el mundo gira sobre sí mismo, pero en realidad está del revés porque hay una pequeña clase que tiene todo el poder, el dinero y la tierra y la gran mayoría no tiene nada”, dice refiriéndose a una de sus nuevas composiciones, World upside down.
En una época en la que cantar sobre los problemas de la sociedad parece cosa de otra generación, Cliff no renuncia a la oportunidad de ser la voz de los demás: “El mundo se está quedando sin amor, y para recuperar el equilibrio hace falta amor, no la fuerza”.
Cliff hace más de una década se convirtió al islam. Sin embargo, ahora parece haber atenuado su implicación. “He sido una persona religiosa, pero ya no es algo importante en mi vida”, confiesa.
Han pasado 45 años desde que comenzara su carrera musical, pero aún le quedan energías y ambición. “Todavía no he ganado un Oscar”, dice sonriendo y sin aclarar si habla en serio. “Tengo sobre la mesa tres guiones, entre ellos la secuela de Caiga quien caiga [en inglés, The harder they come, película que ya protagonizó 1972]”. “Estoy trabajando también para lograr que mis canciones sean número uno en todo el mundo y convertirme en un artista de los que llenan estadios”. Para ello tiene por delante más de una veintena de actuaciones este año y una gira pendiente por África y Asia.
Babelia
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