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EN PORTADA / ANÁLISIS
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La mística de lo anormal

Viaje a planeta Bellatin en cuatro libros clave

Salón de belleza. Publicado por primera vez en Lima, 1994, es el libro más reeditado y traducido de Mario Bellatin (su última traducción ha sido al sánscrito). La novela conjuga elementos kitsch, propios de un salón de belleza y del protagonista, con una lectura medieval del sida —que nunca se nombra con ese nombre— como una peste que azota a la humanidad. Un travesti convierte su salón de belleza en un moridero, donde conduce a las víctimas del “mal” —que él mismo padece— para que puedan morir dignamente. Se intercalan recuerdos de su vida libertina, incursiones en baños turcos, encuentros homosexuales y palizas recibidas por grupos homofóbicos, con obsesivas descripciones del cuidado de los peces. Como en el Decamerón, la verdadera peste no es la que yace en los cuerpos del moridero, sino en la sociedad, en el mundo que margina y segrega a los demás. El epígrafe de Yasunari Kawabata resume esa tensión entre lo marginal y lo políticamente correcto (que esconde un sentimiento retorcido y vengativo contra lo que represente el “otro”): “Cualquier clase de inhumanidad se convierte, con el tiempo, en humana”. (Tusquets)

Flores. Publicado en 2000, aunque su edición más divulgada es de 2004, Flores es un punto de inflexión entre la obra anterior de Bellatin y la obra que continuará. En esta novela, el lenguaje de Bellatin, que desde sus inicios tiende a ir eliminando los lastres de una prosa “literaria” y hacerse exiguo y preciso, en un método de composición que podría calificarse como de “deshidratación”, consigue su absoluta constricción. La historia se cuenta a través de apartados autónomos y breves, titulados con el nombre de una flor. Por otra parte, los temas que se presentan aquí de manera desordenada y superpuesta (pero conectados a través de una lectura contemplativa “como se observa una flor”) recogen algunos tópicos de su obra anterior, expuestos ahora de manera concreta, y se enumeran los temas a tratar en su obra futura: lo anormal, la belleza de lo grotesco, la mutilación, la falsa autobiografía, la enfermedad como síntoma de la singularidad y, finalmente, la búsqueda espiritual (o, mejor dicho, “mística”) detrás de la realidad anecdótica, cada vez más extraña o extravagante. A partir de Flores, la consigna para leer la obra de Bellatin será: “Escribo para que no me crean”. (Anagrama)

El gran vidrio. Publicado en 2007, esta novela lleva el engañoso título de Tres obras autobiográficas. Ante ello, el mismo Bellatin reconoció en una entrevista: “En todas mis obras aparece mi yo fantasmagórico”. El gran vidrio reúne tres novelas breves: ‘Mi piel luminosa’, ‘La verdadera enfermedad de la sheika’ y ‘Un personaje en apariencia moderno’. Aunque ninguna de las obras es una “autobiografía” en sentido estricto, en todas ellas aparecen, tras algunas mutaciones o saltos cualitativos, escenas que se pueden considerar autobiográficas. La conclusión final a la que nos conducen las historias es que el artista, el creador, es un freak, un raro, cuya obra solo existe si logra llamar la atención y ser parte de un espectáculo. La endeble distancia entre la realidad y la ficción se corresponde con la distancia entre la vida y la muerte, y también la vigilia y el sueño (temas desarrollados en sus anteriores novelas aunque nunca con tanta consecuencia). En estas tres novelas breves, además, Bellatin alcanza una gran consciencia sobre el acto de escritura como un proceso “invisible” donde el razonamiento no tiene sentido, y que está ligado más al mundo de los sueños místicos o la unión espontánea de partes divididas aleatoriamente que, sin embargo, forman un conjunto o, mejor dicho, una unicidad. (Anagrama)

El libro uruguayo de los muertos. Publicada este año, El libro uruguayo de los muertos es una novela autorreferencial que intenta unificar toda la obra anterior (incluido su primer libro, Las mujeres de sal, de 1986) bajo un mismo principio: el texto literario es apenas un espectro de una existencia superior, un orden mayor, donde las cosas comunes y corrientes, así como las más insólitas, incluyendo aquellas sin sentido, conforman un discurso que delata una vida diferente, donde los límites entre la vida y la muerte —y cualquier otro límite temporal o espacial— han sido borrados. La novela, la más extensa del autor, es una carta de 260 páginas dirigida a un lector a quien el narrador ha conocido solo una vez, pero cuya impresión ha sido muy profunda. La distancia entre el día que el autor conoció a su emisario y la escritura de la carta es de 36 horas. Sin embargo, la descripción de lo que hará y ha hecho en los últimos meses —en desorden temporal— y la mención a personajes reales (Sergio Pitol), así como la descripción de anécdotas concretas (un viaje a La Habana, historias con perros, la escritura de sus obras, el interés por la fotografía) y sueños místicos (el sueño del niño sufí y los enanos toreros), son elementos que entran en una vorágine que repite y trastoca cada episodio con ligeras variaciones, adoptando aquello que asomaba en El gran vidrio: un relato es solo el espectro de algo que existe en una dimensión distinta, que no tiene orden ni relación obvia, que surge por generación espontánea y que permite hacer visible aquello que está escondido para los demás. La novela es un resumen de la obra anterior de Bellatin, pero también un salto al vacío de la escritura (anticipado en algunas novelas como Biografía ilustrada de Mishima). Es una novela-testamento y, al mismo tiempo, un paso a una escritura (o composición conceptual artística) diferente, de alcances aún no determinados, cuyos resultados estamos ansiosos por conocer.

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