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OBITUARIO

Doc Watson, la púa más influyente del folk

Su personal estilo a la guitarra dio carácter a la música de raíces

Fernando Navarro
Doc Watson, en una foto promocional de 1986.
Doc Watson, en una foto promocional de 1986.PETER D. FIGEN (REUTERS)

El guitarrista y cantante estadounidense Arthel Lane Doc Watson, era un auténtico puntal de la música de raíces norteamericanas, un pionero del folk, que falleció el martes a los 89 años en un hospital de Carolina del Norte. Murió mientras trataba de recuperarse de dos complicadas operaciones del colon a la que se sometió la semana pasada, según comunicó Mary Katherine Aldin, portavoz de la discográfica del músico, Folklore Productions.

Conocido por su técnica con la púa de la guitarra, Doc Watson, quien se quedó ciego de niño, es citado a menudo por los músicos de folk como influencia. Incluso más: era reverencia lo que muchos le profesaban por su magistral forma de unir folk, blues, country y góspel, todos ellos sonidos primarios del siglo XX norteamericano que en su voz y su guitarra se empastaban como un estupendo híbrido original.

Nacido en 1923 en un pueblo de Carolina del Norte, Watson guardaba los primeros recuerdos musicales de sus padres. Su madre acostumbraba a cantarle himnos en casa a todas horas, mientras que su padre ponía grabaciones de temática religiosa en la vitrola del salón, con las que entró en contacto con el góspel desde niño. Al parecer, se puso el apodo Doc de forma improvisada durante una aparición en la radio y en homenaje al célebre personaje de Doctor Watson, de las historias de Sherlock Holmes de Conan Doyle.

Pero su ejemplo a seguir fue Jimmie Rodgers, el primer gran icono del country con su influyente obra a primeros de siglo. Como Rodgers, Watson era un verdadero rastreador de sonidos tradicionales, músicas populares y anónimas que se recogían en ciudades, pueblos y estaciones de paso.

A la capacidad de síntesis musical, Watson, quien se forjó versionando canciones de los Louvin Brothers o los Delmore Brothers en calles y esquinas de la ciudad, tuvo el talento de aportar su propio estilo interpretativo con el banyo o la guitarra acústica, tanto por el llamado flatpicking (con púa) como por el fingerpicking (con los dedos). Según varios musicólogos norteamericanos, nunca antes se había visto una forma de tocar así el country y el folk.

Aportó las texturas tradicionales al lenguaje musical de los sesenta

De esta manera aportó carácter a la música folk en los sesenta cuando, en el revival que protagonizó Dylan y el resto de instigadores del Village neoyorquino, introdujo sabor rural con huellas de viejos himnos, cánticos de campo y baladas de carretera. Así, en el comienzo de su carrera en esos años se hicieron especialmente conocidas grabaciones de melodías tradicionales, como Deep river blues y Shady grove. Fue una constante en su trayectoria aportar texturas de raíces al nuevo lenguaje del folk desde su renovación en los sesenta.

Conoció a Mississippi John Hurt en el Festival de Folk de Newport, con el que entabló una buena amistad y conoció más de cerca las esencias del blues. Hurt y Watson representaban a músicos portadores de una tradición que entendían la música popular como un todo nada compartimentado ni dividido en estilos. Country, blues o folk eran parte de lo mismo: música rural. Creían que la música era parte de una tradición folclórica, que se desarrollaba y evolucionaba al margen de la industria y las casas de editores de Nueva York, Chicago o Los Ángeles.

Con una amplia discografía en solitario y también con algunos miembros familiares y amigos con los que formó The Watson Family, el músico de Carolina del Norte colaboró en trabajos de varios compositores y llegó a formar equipo en los noventa con Earl Scruggs, pilar fundamental del bluegrass. Tocó con su hijo Merle durante 15 años, hasta su muerte en 1985 en un accidente en la granja familiar.

El folk pierde a uno de sus más reconocidos impulsores, un cocinero sabio y experto del género que desde la trastienda del negocio sazonaba con gracia los sonidos con raíces y era capaz de sacar un gozoso aroma tradicional a las canciones.

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Sobre la firma

Fernando Navarro
Redactor cultural, especializado en música. Pertenece a El País Semanal y es autor de La Ruta Norteamericana. Ejerce de crítico musical en Cadena Ser. Pasó por Efe, Abc, Ruta 66, Efe Eme y Rolling Stone. Ha escrito los libros Acordes Rotos, Martha, Maneras de vivir y Todo lo que importa sucede en las canciones. Es de Madrid.

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