_
_
_
_

Love of Lesbian no son los típicos ‘número uno’

Tras dos años de gira, el quinteto ‘indie’ saca su séptimo álbum y alcanza el número 1 de ventas

Tommaso Koch
De izquierda a derecha, Santi Balmes, Julián Saldarriaga, Oriol Bonet, Joan Ramon Planell y Jordi Roig, de Love of Lesbian.
De izquierda a derecha, Santi Balmes, Julián Saldarriaga, Oriol Bonet, Joan Ramon Planell y Jordi Roig, de Love of Lesbian. GORKA LEJARCEGI

Love of Lesbian le debe todo a una pierna. En concreto, una que se rompió. Por mucho que se esmerara, el grupo catalán no había conseguido colarse entre los 12 semifinalistas del concurso de maquetas organizado por la revista Ruta 66. Eran el número 13, los primeros en reserva. Pero el destino (o “un tipo que contratamos”, se ríen ellos) fracturó la pierna de un miembro de una de las otras bandas y devolvió a Love of Lesbian a la competición. Finalmente ganó Soviet Love, pero ellos acabaron segundos.

Era 1997 y el cuarteto de Sant Vicenç dels Horts, compuesto por Santi Balmes, Jordi Roig, Joan Ramon Planell y Oriol Bonet (a los que más tarde se incorporaría Julián Saldarriaga), empezaba su andadura por estudios y salas. Unos 15 años después, allí siguen, aunque su nombre ahora es uno de los sinónimos más conocidos de indie y se acaban de sacar de la chistera su séptimo álbum, La noche eterna. Los días no vividos, que ha alcanzado el número 1 en la lista de ventas en España.

Como en todos sus discos, el quinteto busca contar una historia. La noche eterna. Los días no vividos es una melancólica novela de guitarras en 18 entregas sobre lo que regala y quita existir solo cuando el sol adormece, cierran las tiendas y abren garitos y clubes. Básicamente, la vida reciente de Love of Lesbian. “Es el fruto de una gira de dos años y de las experiencias que hemos tenido, sobre todo por las noches”, cuenta Planell, el bajista escogido por sus compañeros para la compleja tarea de resumir el disco en 15 segundos. Lo hace en ocho. Y se lleva la ovación del grupo.

Más aplausos ha conseguido Love of Lesbian en su largo recorrido por los rincones de España. Del Fib al Sos, de la Joy Eslava al RazzMatazz, los catalanes han pisado festivales y llenado salas sin parar, luciendo una estrecha conexión con el público. “Lo que les gusta a la gente es sobre todo nuestra espontaneidad y la calle, mucha calle”, asegura Balmen, el cantante de la banda. Aunque entre tantas vueltas en la furgoneta se ha insinuado también alguna sospecha. “Es injusto que se nos critique por haber estado mucho tiempo de gira. ¿Qué vamos a hacer? ¿De qué vamos a vivir? ¿De vender los discos? ¡Pero si no se venden! Es nuestro trabajo”, se defiende Saldarriaga (guitarra y voz).

Y ya es su único trabajo. Hasta hace dos años -hasta el anterior disco, 1999- los cinco catalanes eran también músicos. Pero se ganaban la vida como comerciales, maestros u otras profesiones menos comunes. “Era comercial de mi cuerpo”, bromea Balmes. “Y yo publicista. De él. Le ponía los anuncios en las páginas de contactos”, se ríe Bonet. El caso es que giras y grabaciones solo ocupaban los huecos libres de su calendario. De hecho, cada miembro del grupo tenía un sustituto por si los malabarismos con el tiempo fallaban. O por si eso de “convertir a tu jefe en tu fan para que te cubriera” no convencía al capo.

Ahora no les hace falta. Ya se han quitado una identidad de encima, aunque les quedan unas cuantas. “Tenemos muchas capas, como las cebollas. O como las muñecas rusas, que son la manera poética de decir cebolla”, aseguran. Con el vegetal de los llorones Love of Lesbian tiene en común también el efecto melancólico. “La noche eterna. Los días no vividos es nuestro álbum más serio. Existe cierta obsesión por madurar con dignidad. Una buena historia nunca pierde su magia mientras que un buen chiste si lo repites tres veces deja de tener gracia”, sostiene Saldarriaga.

Las cebollas de Love of Lesbian tienen sin embargo una peculiaridad: a veces provocan carcajadas. Tanto durante la media hora de charla, en la que no paran de reírse, como en el disco. “Tocamos una combinación de ironía delirante y tristeza extrema”, agrega Balmes. Un aroma agridulce del que ya se ofrecieron catas en Internet –Wio, Los seres únicos y El hambre invisible se adelantaron en iTunes-, posiblemente el sexto miembro de Love of Lesbian: “Nuestro éxito es un matrimonio con la explosión de las redes sociales. En los noventa el boca a boca era más lento y jamás habríamos pasado el filtro de los cuatro jefes que decidían quién llegaba y quién no”.

De ahí que decenas de grupos se quedaran por el camino. De la mano de Facebook y Twitter, Love of Lesbian en cambio ha conseguido colarse y llegar hasta el éxito. Todo un privilegio, al menos según Balmes: “A veces pienso en que ahora hay un tipo de 56 años paseando por la Gran Vía que está de comercial y que en su época a lo mejor tenía un grupo que era la hostia pero los 10 que manejaban el cotarro le dijeron que no. Hoy tendría por lo menos una oportunidad”. Eso sí, necesitaría un perfil en Facebook. Y un tipo que parta piernas.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Tommaso Koch
Redactor de Cultura. Se dedica a temas de cine, cómics, derechos de autor, política cultural, literatura y videojuegos, además de casos judiciales que tengan que ver con el sector artístico. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Roma Tre y Máster de periodismo de El País. Nació en Roma, pero hace tiempo que se considera itañol.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_