La música de un Edén corrompido
El crítico musical de EL PAÍS demuestra en esta nueva entrega de su programa de radio por qué el 'reggae' no es sólo un género veraniego
De todas las necedades que circulan por el mundo del pop, ninguna me sulfura más que la que sugiere que reggae y verano van juntos. Supone reducir una de las músicas más fascinantes del planeta a la categoría de refresco para días agobiantes. Y no, por ahí no trago. Nada de recomendar un disco de reggae para el verano, nada de hacer programas especiales de agosto “con un poquito de reggae, ya me entiendes”.
El reggae es, primero, la música de un país tropical y desdichado. Cincuenta años después de su independencia, hoy sospechamos que Jamaica es una nación fallida. A su incomprensible pobreza se suma una violencia insoportable, factores que explican –que no justifican- la insolidaridad general, el abuso de las mujeres o el altísimo porcentaje de jamaicanos impulsados a vivir fuera de la isla. Un Edén corrompido.
Pero pudo ser de otra manera. La música mostraba un camino. Usando la fórmula de trabajar a destajo, el reggae alcanzó una altísima productividad, inimaginable en una isla paupérrima, con poco más de dos millones de habitantes. Estos creadores cambiaron el modo en que entendemos el ritmo y las posibilidades de una grabación. Nos hablaron de orgullo y resistencia. Va por ellos.
1. ERNEST RANGLIN 54-46 (was my number)
2. TOOTS AND THE MAYTALS Do the reggay
3. BOB MARLEY AND THE WAILERS Hypocrites
4. AUGUSTUS PABLO East of the river Nile
5. HUGH MUNDELL Africa must be free (by 1983)
7. ALTHEA AND DONNA Uptown top ranking
9. DELROY WILSON I’m still waiting
11. JUNIOR MURVIN Police and thieves
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