Azcona revive en su filmoteca

El maestro del guion español ya tiene una institución que preserve su memoria. El Gobierno de La Rioja ha puesto en marcha esta semana la Filmoteca Rafael Azcona con el objetivo de "gestionar y promover el patrimonio cinematográfico riojano, prestando especial interés a la obra de Rafael Azcona y al estudio del guion escrito en castellano". A pesar de que La Rioja ostenta con orgullo su condición de cuna del castellano y de que cuenta en Gonzalo de Berceo con el primer poeta en esta lengua de nombre conocido, esta región nunca ha sido una tierra fecunda para el séptimo arte, con escasos directores, unos pocos actores y escenarios de un pequeño puñado de rodajes. Sin embargo, La Rioja ha parido a Rafael Azcona, “el único genio del cine español”, según Fernando Trueba; uno de los guionistas más brillantes del mundo y, sin duda, el mejor y más prolífico de España, un país con escasa tradición de escritores cinematográficos donde es habitual que los directores importantes acometan sus propios guiones. Y solo por eso, esta región merece reivindicar su protagonismo en la historia del cine y se justifica la puesta en marcha de este proyecto.

Después de una inversión de más de 130.000 euros en los dos últimos años para adquirir material audiovisual, renovar la fachada, el equipo de iluminación y sonido o adquirir un proyector de 35 mm., esta nueva filmoteca abrió sus puertas al público en las instalaciones de la céntrica sala Gonzalo de Berceo el pasado martes con la programación del miniciclo Azcona de principio a fin, toda una declaración de intereses ya que bajo este título se proyectan la portada y la contraportada de su filmografía, es decir, su primer y último guion: Se vende un tranvía (1959) y L’ultimo Pulcinella (2008).

Aunque habitualmente se piensa en El pisito (1959) y Los girasoles ciegos (2008) como el primer y último texto de Azcona para la gran pantalla, se trata de adaptaciones de novelas, mientras que las dos obras proyectadas en Logroño parten de guiones originales. Estamos, además, ante dos filmes relativamente desconocidos para el público español. Dirigido por Juan Estelrich y Luis García Berlanga, Se vende un tranvía supone el comienzo de la fructífera colaboración del guionista riojano con el director valenciano. Conservado en buen estado tras haber sido restaurado por la Filmoteca Española y el IVAC, este mediometraje se rodó en celuloide como episodio piloto de la serie de televisión Los pícaros, que no llegó a ver la luz por presiones de la censura. En apenas media hora se muestran ya los elementos más recurrentes del universo desarrollado posteriormente por Azcona y Berlanga: desde la picaresca nacional y el tono socarrón a las referencias austrohúngaras o la presencia de José Luis López Vázquez, que en este caso interpreta a un preso que cuenta cómo ha estafado con un tranvía a un pueblerino palurdo.

Medio siglo y más de 90 películas después, Azcona colabora por tercera vez con el director de teatro italiano Murizio Scaparro en L’ultimo Pulcinella, una película que hasta el momento solo se había exhibido en nuestro país en el Festival de Sevilla. Con un libreto inspirado libremente en un texto de Roberto Rossellini, asistimos a un bello canto al teatro y la poesía construido a base de conflictos intergeneracionales, contrastes entre dos ciudades como Nápoles o París, o choques entre ambientes como la Universidad de la Sorbona y la banlieue parisina. El propio Scaparro envió un mensaje por correo electrónico dirigido a los asistentes a la Filmoteca Rafael Azcona minutos antes del pase.

El resto de la filmografía del guionista logroñés se irá proyectando progresivamente intercalada con distintos ciclos programados en colaboración con otras instituciones, asociaciones y filmotecas. Comenzará con tres títulos de la cinematografía uruguaya y otros tres programados por el Colegio Oficial de Arquitectos de La Rioja.