¡Lepanto a la vista!
El Museo Naval muestra en directo la restauración de un cuadro de la célebre batalla El lienzo, pintado en la segunda mitad del XVII, tiene unas dimensiones de 300 x 536
Don Juan de Austria, capitán general de la Santa Liga, y Alí Pashá, general en jefe de los turcos, vuelven a verse las caras. Han pasado 440 años desde que el 7 de octubre de 1571 se enfrentaron en el golfo de Lepanto, en la Grecia continental, y más de 350 años desde que varios pintores plasmaron en un cuadro una de las batallas más famosas de la historia de España. Ambos personajes han permanecido durante décadas a oscuras en el lienzo por la pintura envejecida, los barnices y repintes anteriores. Ahora se miran de nuevo gracias a la restauración que puede contemplarse en directo en el Museo Naval de la obra la Revelación a San Pío V de la victoria de la Santa Liga en Lepanto. En directo porque un equipo de tres restauradores está dando color y formas al cuadro "en vivo", como dicen los responsables del museo, con los grupos de visitantes pasando por delante de esta lienzo cuyo enorme tamaño (300 x 536 centímetros) y delicado estado desaconsejó su traslado a un taller.
"La parte izquierda del óleo, en la que se ve al papa Pío V y al ángel que le vuelve la cabeza para mostrarle la batalla, se atribuye a Juan Niño de Guevara", dice Ana Ros, conservadora del museo. "Se desconoce la autoría del resto de esta obra pintada en la segunda mitad del XVII". La zona que pintó Niño de Guevara, discípulo de Alonso Cano, representa al sumo pontífice en el momento en el que, en una de sus cámaras en el Vaticano, tiene la visión de que la Santa Liga está ganando la batalla.
Este combate naval, en el que Miguel de Cervantes fue herido en el brazo izquierdo, se desarrolló en aguas griegas, sin embargo, detrás de Pío V se ve el skyline de la Málaga de la época. "La razón está en que la obra se colgó en el convento de Santo Domingo de esa ciudad", añade Ros. El protagonismo de Pío V obedece a que fue el promotor de la coalición entre España, Venecia, Génova, Malta y el Estado pontificio para frenar el avance otomano en el Mediterráneo. Lo lograron aquel 7 de octubre en el que entraron en liza cerca de 600 naves y 183.000 hombres, de los que murieron unos 45.000 –30.000 turcos- en las seis horas de batalla.
Del convento dominico en el que lució al principio, La revelación a San Pío V… pasó al Museo Naval en 1848, cuando el marqués de Molíns, entonces ministro de la Marina, decidió el traslado por su mal estado. "En el convento, que se había reconvertido en hospicio, sufrió diversos daños, entre otros, los ocasionados por el calor, ya que el cuadro estaba en la zona de las cocinas", añade Ros. Si unimos a esto el abandono de los bienes eclesiásticos por la desamortización de Mendizábal, en 1836, y la perniciosa restauración que sufrió cuando llegó al museo, La revelación a San Pío V se había apagado y convertido en una gran mancha oscura. "Antes casi no se veían los barcos en la batalla", destaca la restauradora Vega Bautista, subida al andamio en el que junto a dos compañeros ha acometido las labores de reparación.
Pío V promovió la coalición para frenar al turco en el Mediterráneo
El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte ha pagado los 47.200 euros del presupuesto de la restauración, ejecutada por el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) y que se encuentra en su fase final. "Llevamos unos tres meses de trabajo y aún nos quedan tres semanas", explica Bautista. "Ahora estamos en la fase de reintegración", una labor ardua que consiste en "completar con color las abundantes lagunas de pintura, pero no pintas encima del original". Para Bautista, además de esta fase, "lo más duro fue la labor de limpieza inicial, que exigió descolgar el cuadro y reparar las zonas cosidas que unen los cinco lienzos que componen la obra. Hubo que cerrar la sala del museo para poder trabajar con calma". Una visitante del museo tiene la perspectiva que le permite comprobar el cambio en el paciente: "Estuve aquí hace 15 años con mi hijo y el cuadro no se veía nada, y ahora está precioso". El golfo de Lepanto ha recuperado su primitivo aspecto.
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