"Si hago una casa será como escultor, no como arquitecto"
El escultor alemán Tobias Rehberger presenta exposición en Madrid y habla de su trabajo
¿Qué es escultura contemporánea? Para Tobias Rehberger (Esslingen, Alemania, 1966) cualquier medio puede convertirse en escultura. El cine, la fotografía, una pieza de mobiliario, su reflejo sobre el agua. Es su trabajo en el desarrollo de la obra la que la transforma en algo real y tangible. En la conversación sostenida con él, con motivo de la exposición que presenta a partir del 7 de febrero en la galería Heinrich Ehrhardt, de Madrid (San Lorenzo, 11) bajo el título de The dancing school of shame explica su proceso de trabajo y también aclara algunos malentendidos. Afirma, por ejemplo que, contrariamente a lo que se dice en la mayoría de sus biografías, no le interesa particularmente el diseño y la arquitectura. Que prefiere una buena comida y un partido de fútbol u otros deportes.
No en vano acaba de presentar un proyecto para diseñar y crear una pista de tenis que se instalaría en el londinense Hyde Park, durante los Juegos Olímpicos de este verano. Y, en efecto, hay algo de juego y búsqueda del placer en sus esculturas. Las que exhibe ahora en Madrid representan un compendio de muchos elementos. Son piezas construidas con diversos materiales que esconden letras, forman palabras que solo quedan al descubierto mediante la proyección de sus sombras sobre la pared. A todo esto, esas palabras completas solo se ven una vez cada hora cuando el suave movimiento rotatorio, casi imperceptible, de las esculturas, llega a un determinado lugar. Rehberger, uno de los artistas europeos más reconocidos internacionalmente, explica su forma de trabajar.
Pregunta. ¿Cuándo empezó a incorporar las sombras de sus esculturas a la totalidad de la pieza? ¿Fue en su instalación, El-huevo-y- la-gallina-no-hay-problema, en el Stedelijk Museum de Ámsterdam en 2008?
Respuesta. Si, fue allí en esa instalación en 2008. Había trabajado antes con ellas en vídeos e instalaciones, pero fue la primera vez que usé expresamente una escultura para producir sombras y fue en esa exposición. Ahora las uso de otra manera. Una extensión de ese desarrollo es el de estas esculturas que producen palabras en sus sombras. Las he presentado por primera vez hace pocos meses en una exposición en Bélgica. La idea es la de unas esculturas abstractas –sé que es una palabra anticuada, pero no encuentro otra— que no aparentan esa capacidad.
P. Es cierto, las formas de las esculturas no parecen contener esas palabras. ¿En su proceso de creación qué decide primero: el objeto, la escultura o la palabra?
R. Empieza desde dos puntos. Al principio, es la palabra. Decido cuál quiero utilizar. Luego pienso qué estética debe tener. Después trabajo en la forma que debe tener, el proceso técnico y por último la ensamblamos. Hay muchos intentos fallidos porque no es posible partir de un dibujo. Es un proceso escultórico muy clásico, en cierto sentido, porque tienes que trabajar con el material desde el primer momento. No se siguen los pasos de dibujar, planificar, ejecutar. Hay que trabajar en y con el material en el taller. Y luego ir adaptando las formas el resultado que se quiere obtener, cambiando continuamente y adaptando las formas una y otra vez hasta que te vas acercando al resultado que quiere producir.
P. Es un desafío, un escultor sin boceto es como un acróbata sin red. ¿Cuál es el papel del dibujo en su trabajo?
R. Por un lado está el trabajo conceptual y por otro, las técnicas normales. Yo me encuentro mejor en lo conceptual porque partes de la idea, luego haces un dibujo vas paso a paso hacia la escultura. En el dibujo defines muchas cosas. Aquí se define mientras lo haces.
"No creo en la idea de que la calidad de una obra resida en cierto tipo de forma"
P. Las palabras que ha escogido: vergüenza, congelado, pollo, yo. No parecen relacionadas entre sí.
R. Son palabras cargadas o descargadas de su significado. Vergüenza (Schande) se refiere a un concepto de peso, denso. Pero luego está algo tan trivial como Pollo (Poulet), lo opuesto. Todas las esculturas, más allá de todo dramatismo, crean como una descripción absurda del mundo. Hay cosas que parecen importantes y otras que evidentemente no lo son, como el pollo. Es como un alfabeto absurdo.
P. Parece que prefiere el absurdo al drama.
R. Si. Al final es interesante ver cómo la forma y el contenido pueden ser cosas independientes. Y eso es complicado porque la forma tiene su propio contenido, el contenido de la sombra como texto tiene su propia forma y eso lo hace muy complejo.
P. Y, por si fuera poco, estas piezas se mueven. Tienen una rotación que solo permite ver una vez cada 60 minutos la sombra de la palabra reflejada sobre la pared.
R. Eso es porque me gusta que haya cosas que aparecen y desaparecen. En determinado momento no tienes la oportunidad de comprenderla en su totalidad, puedes interpretar una forma. Pero de pronto sucede algo que cambia totalmente tu forma de percibirla. Por eso no suelo dejar que la proyección sea solo desde una posición, para que sea legible en todo momento. Hay dos versiones de estas esculturas, las móviles y las estáticas. En Madrid se expondrán las que se mueven. Un movimiento tan lento que apenas se percibe pero que si la observas después de un rato ves que ha cambiado de posición.
P. Entonces, otro de los elementos de estas piezas es el tiempo. Un elemento invisible pero que está también presente. Son muchos elementos que entran en juego en cada pieza.
R. A veces me gustan las cosas sencillas también. El estudio es un poco como un laboratorio, siempre puedes descubrir cosas nuevas.
P. Trabaja con aluminio, plástico, vidrio... ¿cómo elije sus materiales? ¿tiene alguna relevancia el color ya en ese momento?
R. Tengo inclinaciones por los colores vibrantes, pero puedo usar también otros. No quiero que parezca un truco escénico. No creo en la idea de que la calidad de una obra resida en cierto tipo de forma. Es una mezcla compleja de elementos. Por eso es que no quiero tener un estilo determinado, reconocible. Es cierto que uso colores brillantes, pero también blanco y negro o tonalidades de grises. No quiero caer en la trampa de creer que tener un estilo reconocible es un logro. Para mi es importante cambiar constantemente.
En cuanto a los materiales que elijo, por ejemplo en Poulet se me ocurrió que podía incorporar una fotografía. Lo cual sería escultura aplicada a la fotografía o lo contrario. Una fotografía con desarrollo tridimensional. Es complicado.
P. Usted se interesa por muchas expresiones, ha hecho películas también.
R. Lo que me gusta es el cine, comer bien y el fútbol. Eso es lo que más me interesa. También me gusta mucho leer.
P. Se le considera también muy ligado al diseño de mobiliario y a la arquitectura.
R. No. Ese es un gran error. Solo porque hice algunas sillas en un momento se ha repetido hasta el infinito que me interesa el diseño y la arquitectura. Están equivocados. No soy arquitecto. Si hago una casa será como escultor, aunque usara los mismos materiales y estética. El asunto es que las referencias son otras. A mi solo me interesa producir objetos que sean buenas esculturas, sea una silla, una película o un espacio habitable. No uso los parámetros de un diseñador sino los de un artista para tomar mis decisiones. Lo que me interesa es si es una manera interesante de hablar sobre la forma en el arte contemporáneo. Uso la estética, la técnica o las estrategias de otros campos y las llevo al mío para ver qué pasa.
P. ¿La escultura es para usted la posibilidad de la Obra de arte total?
R. Sí, sobre todo porque no creo que haya que considerar las distintas expresiones del arte en confrontación constante unas con otras. La escultura tiene el potencial de entrar a formar parte del mundo real. No es una fantasía, una proyección o una idea. Es algo que está aquí y tienes que vivir con ella. Puede ser un texto y hasta una pintura, pero tiene que tener un efecto sobre el espectador. Yo a eso lo llamo escultura.
Babelia
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