Sabina, traductor de Leonard Cohen
El español ha adaptado los textos de cinco canciones de 'Old ideas', el nuevo álbum del canadiense
Joaquín Sabina ha realizado una adaptación abierta de los textos de Leonard Cohen con motivo de la publicación del nuevo disco del canadiense, Old ideas. A continuación puede leer las traducciones que el músico español ha hecho de cinco de las canciones de Cohen.
'Vuelvo a casa'
Me encanta hablar con Leonardo,
el deportista, el pastor,
el perezoso bastardo
con su traje.
Dirá lo que yo le diga
aunque crea que está mal hecho
porque no tiene el derecho
de negarse.
Hablará con versos sabios
como un lama, un astrolabio,
aunque sabe que no es nada
más que un ensayo sin clase.
Vuelvo a casa
sin tormento,
vuelvo a casa
a paso lento,
vuelvo a casa
menos mal
que antes de ayer,
vuelvo a casa
sin rencillas,
vuelvo a casa
de puntillas
vuelvo a casa
sin disfraces
ni porqués.
Quiere hacer una canción de amor,
una oda al perdón,
un manual del vivir derrotado,
un grito por encima del dolor,
un sacrificio mal cicatrizado
que no es gaje de su oficio
sino mío.
Y quiero dejarle claro
que no cargue mi mochila,
que no es faro ni gigante,
que sólo tiene permiso
para ponerse mis pilas
y cantar lo que le he dicho
yo que cante.
Me encanta hablar con Leonardo,
el deportista, el pastor,
el perezoso bastardo
con su traje.
Dime un lugar
Dime un lugar
donde quieres que vaya tu esclavo,
dime un lugar
puede ser que se me haya olvidado,
dime un lugar
he perdido mi cresta de gallo,
dime un lugar
donde quieres que vaya tu esclavo,
dime un lugar
estoy solo, me aplasta esa piedra,
dime un lugar
sin tu ayuda no puedo moverla,
dime un lugar
donde el Verbo por fin se haga carne,
dime un lugar
donde anide el dolor y la sangre.
Vino un alud
de problemas, salvé como pude
un hilo de luz,
una ola, un rabo de nube
entre cadenas,
me apuré por quererte al dictado,
entre cadenas
te adoré como adora un esclavo.
Dime un lugar
donde quieres que vaya tu esclavo,
dime un lugar
puede ser que se me haya olvidado.
Oscuridad
Atrapé la oscuridad
bebiendo de tu copa,
atrapé la oscuridad
bebiendo de tu copa,
pregunté: ¿es contagioso?
dijiste: venga, bebe.
No tengo futuro
sé que mis días están contados
no es tan amable el presente
sólo mil cosas que hacer.
Pensé que el pasado me sobreviviría
pero la oscuridad era esto también,
debí haberlo visto venir
estaba justo detrás de tus ojos.
Tú eras joven y era verano
sólo tenía que zambullirme,
fue fácil ganarte
pero la oscuridad era el premio.
No fumo cigarrillos
no bebo alcohol
no he amado mucho todavía
pero siempre ha estado tu llamada,
nunca la pierdo nena,
no tengo paladar ya para nada.
Solía amar el arcoíris
solía amar lo que veía
amaba la madrugada
pretendía que era nuevo
pero atrapé la oscuridad, nena,
y me trató peor que a ti.
Atrapé la oscuridad…
Lados distintos
Nos hallamos en lados distintos
de una línea que nadie trazó,
aunque para el alto ojo todo pueda ser uno,
donde vivimos, aquí abajo, es dos.
El dócil y el suave llamo yo a mi lado,
tú al tuyo la Palabra,
yo, contando mis lágrimas, reclamo haber ganado,
tú reclamas no haber sido nunca escuchada.
Ambos decimos que hay leyes que obedecer
pero francamente no me va tu tono,
quieres cambiar mi manera de hacer el amor,
yo prefiero dejarlo como está.
El tirón de la luna, el empujón del sol
y se cruza el océano,
el agua es bendecida mientras un sombrío huésped
prende la luz del perdido.
Ambos decimos que hay leyes que obedecer…
Valle abajo no cesa la hambruna,
hambre colina arriba,
yo digo que no deberías, no podrías, no puedes,
tú dices que tienes que hacerlo y lo harás.
Ambos decimos que hay leyes que obedecer…
Tú quieres vivir donde el sufrimiento,
yo prefiero dejar la ciudad,
vamos nena dame un beso,
y cierra el maldito cuaderno.
Ambos decimos que hay leyes que obedecer
pero francamente no me va tu tono,
quieres cambiar mi manera de hacer el amor,
yo prefiero dejarlo como está.
Ambos decimos que hay leyes que obedecer…
Ven a curar
Oh, recoge lo roto
y devuélveme ahora
la fragancia de aquellas promesas
que jamás te atreviste a jurar,
las astillas que cargas
la cruz que dejaste atrás,
ven a curar el cuerpo
ven a curar la mente.
Y deja que oigan los cielos
el himno de penitencia,
ven a curar el alma,
ven a curar el limbo.
Mira las puertas de la piedad
en el espacio arbitrario,
ninguno merecemos
la crueldad de la gracia.
Oh, nostalgia tan sola
donde el amor ha sido confinado,
Ven a curar el cuerpo,
Ven a curar la mente.
Oh, mira ceder la oscuridad
que desgarra la luz,
ven a curar la razón,
a curar el corazón.
Oh, polvo herido que ocultas
un amor indiviso,
el Corazón de abajo enseña
al roto Corazón de arriba.
Oh, deja que el cielo tiemble
y la tierra proclame:
ven a curar el altar
ven a curar el Nombre.
Oh, anhelo de las ramas
que levanta el tierno brote,
Oh, anhelo de la arteria
que purifica la sangre.
Y deja que oigan los cielos
el himno de penitencia,
ven a curar el alma,
ven a curar el limbo.
Oh, deja que oigan los cielos...
Babelia
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