Una tarde de museos irrepetible con Zugaza, Borja-Villel y Solana
EL PAÍS reúne a los directores del Prado, el Reina Sofía y el Thyssen en su primer recorrido por los tres templos artísticos
Son los tres hombres que mandan en la Milla del Oro de los museos. También, los responsables de haber logrado un espectacular aumento de visitantes a sus exposiciones. Esta era la primera vez que recorrían conjuntamente los dominios de sus respectivos museos. Y quedó demostrado que Manuel Borja-Villel (Reina Sofía), Miguel Zugaza (Prado) y Guillermo Solana (Thyssen) pueden tener momentáneos desacuerdos, pero mantienen similares planteamientos para seguir creciendo ante la adversidad económica.
Reunirlos en sus propios museos fue menos complicado de lo que podría parecer a primera vista; quizá es que el lanzamiento de la nueva web de Cultura de EL PAÍS merecía la pena. Se trataba de recorrer las tres sedes y que cada uno opinara del momento exitoso que viven ante el aumento de visitantes, que argumentaran por qué la gente debería seguir yendo a sus museos y a los de los otros. Debían escoger además la pieza o conjunto más valorado por cada uno de ellos.
Borja-Villel habló de la excelencia de su museo delante del Guernica de Picasso. Es la pieza en discordia con el Prado desde hace tiempo, pero los tres directores mantuvieron en todo momento el buen tono. No faltaron las bromas. “Veo verdoso el mural. No lo había visto nunca tan de cerca”, observó Zugaza mientras sonaba la alarma que advierte de que, efectivamente, el responsable del Prado se había acercado en exceso. “Lo mismo tenéis que hacer algo como hemos hecho nosotros con la sarga de El vino de la fiesta de San Martín”, sugirió en referencia a la espectacular restauración emprendida para rescatar el recién descubierto bruegel el viejo.
El director del Reina Sofía recogió el envite y anunció lo que podría ser la garantía de que no se vuelva ni a pensar en mover el mural de Picasso. El cuadro va a ser sometido a una nueva radiografía “definitiva”. Los expertos dirán después si hay que afianzarlo de alguna manera”. El tono más o menos jocoso sobrevoló las conversaciones sobre lo que cada uno se llevaría del museo de los otros para sus propias colecciones. Esas pinturas negras de Goya para el Reina Sofía, el bellísimo retrato de Giovanna degli Albizzi Tornabuoni ,de Ghirlandaio, para el Prado... -"toda la sala, en realidad", bromeaba Zugaza-.
Fueron casi cinco horas de recorrido por esa milla de oro museística que gobiernan tres directores de perfil muy diferente pero con el objetivo común de poner sus colecciones y exposiciones en el mundo. Ya en torno a una mesa, después del recorrido, los tres hablaron de cómo crecer frente a las crisis, de internacionalizar sus museos, de las franquicias, de los patrocinios y sobre todo, de los visitantes.
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