90 latigazos
La actriz iraní Marzieh Vafamehr ha sido condenada a 90 latigazos y un año de cárcel por haber intervenido en la película coproducida con Australia Mi Teherán en venta, en la que ella aparece sin el hiyab, e incluso eventualmente con la cabeza rapada. Los 90 latigazos irán desgarrando ante el público su piel joven de cuarenta años hasta que sucumba entre la sangre, el dolor y la humillación. No importa que esta película fuera presentada con éxito hace dos años en numerosos festivales internacionales. Los verdugos quieren dar un escarmiento público porque la película se rodó clandestinamente (puede verse subtitulada en inglés en YouTube), y le ha tocado en mala suerte a esta bella mujer; les ha cabreado la dura crónica del filme, dirigido por otra mujer, sobre la opresión que sufren, en este caso los jóvenes, especialmente cuando quieren abandonar el país. La situación tiene mucho en común con lo que le ocurre a la protagonista de Neder y Simin, que tanto éxito está teniendo en nuestras pantallas, e igualmente con la heroína de la angustiosa Adiós, de Mohamed Rasoulof, director que también está procesado por los tribunales de la revolución islámica aunque aún permanezca en libertad: aconsejo no perderse su Adiós cuando se estrene.
Por su parte, como es sabido, el cineasta Jafar Panahi ha sido finalmente condenado a seis años de cárcel y a un mutismo oficial de veinte años por intentar hacer una película crítica con la política de su país. De nada han valido las protestas internacionales a su favor encabezadas por figuras de gran relieve en el ámbito de la cultura, ni su inteligente maniobra de realizar una película titulada irónicamente Esto no es una película, presentada en el último festival de Cannes, en la que el director, encerrado en casa, intenta contar ante la cámara de un amigo en qué consistía el proyecto que no le han dejado llevar a cabo. Merece la pena verla... si llega a estrenarse por estos pagos.
Es pasmoso ver cómo los tribunales iraníes están condenando precisamente a quienes han dado de su régimen una imagen más positiva que la que reflejan estas noticias. Solo nos quedan la indignación y la protesta. Aunque haya ya tantos temas para indignarse sin salir de casa...
Babelia
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