Un cumpleaños festivalero

El francés Jean-Claude Carrière cumple 80 años. El hombre que coescribió guiones durante 20 años con Luis Buñuel, que ha colaborado codo con codo con el dramaturgo Peter Brook durante 35 temporadas, incluidos los 11 años de preparación de El mahabharata, está en San Sebastián como objeto de un documental, 250 metros, de Juan Carlos Rulfo, y su presentación ha coincidido hoy con su 80 cumpleaños. Le ha dado tiempo a reír, a dar entrevistas, a bromear en su castellano afrancesado, a comer y a mostrar su inmensa humanidad y su amor por el ser humano. "El mundo del futuro va a ser una mezcla, y no sé yo si eso es bueno o malo. El mañana será de los nómadas, de las culturas peregrinas. Nadie tendrá raíces. Y menos aún profundas, cosa que yo creo peligrosa, porque no te deja ver mundo".

Los 250 metros del títulos son los metros que hay desde su casa natal en el sur de Francia hasta su tumba en el cementerio, donde ya le espera su primera esposa. "He tenido la suerte de ganarme la vida con mi talento. Y hoy podría vivir con poco, con unos 600 euros al mes si fracaso en el cine o el teatro. Comería lo que cultivo en el huerto".

Cuestionado por sus dos maestros, Buñuel y Brook, Carrière asegura que "por suerte" no se parecen en nada. "Luis era un bloque de granito, pero con unas vetas sin final, con recovecos oscuros y preciosos en su interior. Peter no es un autor, va de un terreno a otro dándole su fertilidad y su inteligencia, una inteligencia muy sensible. Y te deja trabajar sin jamás sentirte cansado. Él es lígero, como un insecto de una obra a otra; Luis era pétreo, robusto". Al final no le ha ido mal: "Ninguno de los dos me ha echado, y eso que eran y son los más grandes. Algo de talento debo tener, ¿no? [risas]".

El filme le lleva a su París de los años cincuenta, al Toledo y al México de Buñuel, al Madrid de "mi maestro Luis" y de José Bergamín, al Nueva York jipi que disfrutó con su íntimo amigo Milos Forman, a la India de su pasión por El mahabhata. Y en todos ríe, se despide con felicidad de ese mundo al que a lo mejor no volverá. O sí: "Estos son mis primeros 80 años".