De cómo triunfó el bulo de que Explorer es para los menos listos

El sueño de Internet produce monstruos, y esos monstruos se cuelan por las rendijas del sistema y le obligan a exhibir sus vergüenzas: incluso aquellos que a primera vista parecerían impenetrables acaban pisando la lona. Y si no que se lo pregunten a la CNN o a la BBC entre otros, que han caído en la trampa de una falsa noticia demasiada jugosa para dejarla pasar.

Todo empezó con un titular: "Los usuarios de Internet Explorer tienen un coeficiente intelectual más bajo que los de los demás navegadores". La fuente era una agencia llamada AptiQuant, que afirmaba haber hecho un seguimiento a más de cien mil internautas a los que habían realizado un test para determinar su coeficiente intelectual para después preguntarles por el navegador que utilizaban. La comparativa hacía el resto, según los muchachotes de la compañía en cuestión.

La supuesta agencia hasta disponía de una página web donde se informaba del estudio y como todo parecía absolutamente cierto (demasiado bueno para serlo probablemente) varios gigantes digitales, como los antes mencionados dieron pábulo a la noticia y esta se extendió como la espuma por la red.

Como acostumbra a pasar fueron los propios internautas lo que empezaron a dudar de la veracidad del notición, especialmente cuando algunos sacaron a relucir lo artesanal de una página (la de la agencia) que ni siquiera tenía fotos originales, ya que las que podían verse allí habían sido "robadas" de otras webs que nada tenían que ver con AptiQuant ni con el estudio en cuestión. Después se supo que la página llevaba allí menos de un mes y que nadie conocía a la fuente en cuestión excepto por el estudio al que se estaba dando publicidad.

Finalmente, fue una de las propias estafadas, la BBC, la que empezó su propia investigación para concluir que todo aquello no era más que un bulo. Que se la habían colado, vaya. Poco después de que el planeta se enterará de que los usuarios de Internet Explorer no eran en realidad más tontos que el resto la propia "agencia", AptiQuant, explicaba en su web que todo aquello no había sido más que una broma inocente y que si se hubiera prestado atención se hubiera detectado la mentira en cinco minutos. Al parecer la tomadura de pelo fue esponsorizada por una página que compara diferentes tiendas a la hora de hacer compras y -huelga decirlo- ningún estudio fue realizado.

Ahora queda medir el daño provocado en los medios de comunicación digitales, cada vez más presionados por el virus de la inmediatez y espoleados por la competencia a ir más lejos y más rápido. Esta vez ha sido una broma inocente; habrá que estar atentos a lo que supera los filtros la próxima vez.