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Bailongo sobre ruedas

El grupo congoleño Staff Benda Bilili pone a bailar a la playa de la Zurriola de San Sebastián desde sus sillas de ruedas

Una de las cosas más divertidas en los festivales de música veraniegos consiste en investigar entre los grupos segundones o los que no acuden a la cita musical con su nombre escrito en grandes letras y como cabezas de cartel. No solo es divertido, en muchas ocasiones resulta, además, muy productivo.

La noche de ayer arrancó la 46 edición del Heienken Jazzaldia con un pletórico B. B. King como estrella capaz de abarrotar la playa de la Zurriola frente a los cubos del Kursaal diseñados por Rafael Moneo. El rey del blues cumplió más que con nota. Pero una hora y media después, los que aguantaron hasta la salida de la formación congoleña Staff Benda Bilili, se llevaron un segundo plato de órdago, unos 90 minutos de auténtico bailongo y más de uno, además, una buena sorpresa.

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Staff Benda Bilili es, según dice en el programa del Festival de Jazz de San Sebastián, "un grupo de músicos callejeros, varios de ellos parapéjicos a causa de la polio, que vivien en Kinshasa y se desplazan en unas sillas de ruedas tuneadas con aspecto de Harley-Davindsons para pobres". Las sillas tuneadas, no se las trajeron a San Sebastián, pero sí un menú musical en el que se mezcla la rumba congoleña con los ritmos afrocubanos, la guaracha con el funk a lo James Brown y el reagge con el rythm and blues. Un cóctel tan explosivo como efectivo. Si algo que puede decir de estos cincuentones en sillas de ruedas es que son muy divertidos.

Divertidos no solo por su propuesta musical, también por su actitud sobre el escenario liberada de cualquier tipo de complejo. Van todos maqueadísimos como para un guateque, peinados con rastas de diseño, con gafas de sol de malotes, camisas llamativas o trajes de mafioso, gorras y chándals de rapero... Pura actitud de artistas sobre las tablas.

Solo cuatro de los miembros de la formación se desplazan (y bailan y mucho) sobre sillas de ruedas. Se acompañan por un batería, un bajo y un cantante que además toca un extrañísimo instrumento compuesto por una lata de conservas a modo de caja de resonancia, una sola cuerda de guitarra y un mástil flexible con el que sacarle unos punteos como de guitarra estridente y en ciertos momentos desafinada.

Percusión rústica

El apartado de percusión es igualmente llamativo, desde el respeto absoluto. Es increíble ver cómo se puede llevar toda una sección rítmica que para sí quisieran muchas bandas del primer mundo, con una batería que parece sacada de una película de los Picapiedra, hecha con troncos, latas, cacerolas y una especie de cajón gigante a modo de bombo.

El grupo no era un total desconocido para cierto sector del público donostiarra, puesto que la banda es la protagonista del documental Benda Bilili de los franceses Renaud Barret y Florent de la Tullaye que se proyectó en el pasado Festival de cine y Derechos humanos celebrado también en San Sebastián el pasado mes de abril.

Según contaron en rueda de prensa antes del concierto, la filosofía vital de los componentes de Staff Benda Bilili consiste "en huir de la mendicidad, no desfallecer, ser fuertes y sentirse orgullosos", de hecho, en los subtitulados de las canciones en el documental, se puede ver que casi todas las letras de sus canciones tratan sobre la superación personal.

Desde las doce y media de la noche hasta las dos y cuarto de la mañana se prolongó la juerga congoleña que el público bailó sin descanso y sin importarles los intermitentes episodios de sirimiri a la orilla del mar. Se lo bailaron todo, hasta una versión de la canción popular cubana El Manisero llevada de vuelta a África.

Staff benda Bilili participa en  la 46 edición del Heienken Jazzaldia
Staff benda Bilili participa en la 46 edición del Heienken JazzaldiaIMAGEN DE STAFF BENDA BILILI

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