La cálida California en el frío San Sebastián
Jackson Browne cierra con un gran concierto la serie de actuaciones gratuitas en la playa de la Zurriola de esta 46 edición del Heineken Jazzaldia
La cuarta jornada del Festival de Jazz de San Sebastián resultó ser un tanto paradójica. Era el turno del sonido de la costa oeste de los Estados Unidos, de la cálida Los Ángeles y sin embargo en San Sebastián lo que tenía que ser una noche de verano se convirtió en una de invierno con viento, lluvia y una sensación térmica que obligó a los donostiarras a volver a sus armarios a por las cazadoras que utilizan de enero a junio.
Tal fue el disparate meteorológico que el concierto de Dawes, la banda de California estuvo a punto de tener que suspender su actuación prevista para las 21.30 en la playa de la Zurriola por un peligroso viento racheado acompañado de gran cantidad de lluvia. De hecho, a cinco minutos de empezar su actuación, el número de personas que había esperando por su primer concierto en España no pasaba literalmente de las 20. Sin embargo, los cuatro miembros del grupo comenzaron puntuales y con un sonido perfecto en un concierto en el que tocaron, fundamentalmente, temas de su segundo disco Nothing is wrong.
Fue curioso, el público debía de estar agazapado a resguardo de la lluvia en las cercanas carpas de las terrazas del Kursaal pues cuanto más demostraban los músicos ser herederos de la forma de hacer de Crosby, Stills, Nash y Young, más y más ponchos y paraguas aparecían sobre la arena. Y es que Dawes han apostado sin concesiones por el sonido vintage que recuerda a otras grandes formaciones americanas clásicas de folk rock. Taylor Goldsmith (guitarra y cantante principal) y su hermano Griffin a la batería y coros, fueron capaces de llevar a cabo preciosas armonías vocales que como si fueran el flautista de Hamelin atrajeron a un público que terminó entregado a la calidad de la banda y al que poco le importó si llovía o tronaba.
Concierto enérgico e intenso
Dawes recalaban en España como la banda que acompaña a Jackson Browne en sus conciertos que este verano ha incluido una minigira por España (Avilés, San Sebastián y Barcelona). En su paso por la capital donostiarra ofrecieron un energético e intenso concierto ellos solos durante más de hora y media antes de volverse a subir al escenario con Browne pasada media hora de la media noche.
Dice Jackson Browne que a Dawes los conoció en un concierto benéfico mientras que a Jonathan Wilson (productor de la banda de Los Ángeles) lo contactó en un estudio en el que este grababa su disco Gentle Spirit. Fue en la mítica sala Troubadour de Los Ángeles, donde en los sesenta Browne había compartido escenario con gigantes como James Taylor, Joni Mitchell, Glenn Frey, Bonnie Raitt y CSNY, donde el joven productor y el cantautor que ahora tiene 62 años forjaron la idea de realizar estos conciertos por España.
Dawes y Wilson fueron los encargados de insuflar aire fresco a las ya clásicas composiciones de Browne y cuando sonaron grandes éxitos como The pretender, Take it easy o Running on empty, el músico nacido en Alemania donde su padre militar estaba destinado, miraba a sus pupilos con esa cara que se les pone a los padres orgullosos de ver a sus hijos rayando el virtuosismo.
Dado que seguía lloviendo durante la actuación de Browne, el músico que desde los tres años vive en la soleada California, dijo que iba a encargar para la noche un perfecto y cálido atardecer donde la brisa marina batiría las ramas de los árboles. Fue entonces donde encadenó The Load Out con Stay, un canto sobre la sensación de abandono que siente el público cuando el músico termina el concierto y se traslada a otra ciudad y el recurrente tema del sufrimiento del artista en la carretera tan del gusto de los cantautores estadounidenses. Para intentar calentar el ambiente y aprovechando que la Zurriola es una playa surfera, interpretaron The hula hula boys ese tema de Warren Zevon en el que los chicos de Maui (Hawai) siempre terminan llevándose a las chicas a la playa.
Browne pidió a la organización del festival poder tocar durante dos horas pese al día de perros que hacía en San Sebastián y así lo hizo cerrando de una forma maravillosa el ciclo de conciertos gratuitos en la playa de la Zurriola donde, durante cuatro noches ha habido propuestas para todos los gustos, desde B. B. King, el rey del blues, la alegre rumba congoleña de Staff Benda Bilili, la txalaparta ska de Crystal Fighters, la electrónica inteligente y elegante de Cut Copy y el pop de Vivian Girls y Dean Wareham.
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