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Almagro se rinde ante la perdurabilidad de lo efímero

El director del Museo Nacional del Teatro, Andrés Peláez, memoria viva de la escena, recibe un insólito homenaje de la profesión

"No he conocido en España un museo tan extrovertido, activo, dinámico, cambiante y exultante y eso es gracias a que Andrés Peláez es un especialista historiador del teatro en una constante y racionalista actividad, recopiladora de datos y material artístico, poniéndolo en valor y poniéndolo al día, resucitándolo constantemente". El dramaturgo y académico Francisco Nieva lanzó estas palabras en el homenaje que desde el Festival Internacional de Teatro Clásico se le tributó la noche del martes en Almagro a Andrés Peláez, director del Museo Nacional del Teatro.

Fue algo más que un agradecimiento a sus servicios otorgado en las puertas de su jubilación, tras dirigir más de dos décadas ese espacio. Prueba de ello es la insólita presencia en el acto de muchos y grandes profesionales de la escena como los actores Concha Velasco, Josep Maria Flotats, Gonzalo de Castro, María José Alfonso, Victoria Rodríguez de Buero, Irene Escolar, directores como José Carlos Plaza, Luis Olmos, el modisto Elio Berhanyer, el figurinista Pedro Moreno, el experto en arte Benito Navarrete así como responsables de políticas culturales como José Antonio Campos, Félix Palomero y el alcalde de Almagro, Luis Maldonado, actuando como anfitrión. A ellos se sumaron otros nombres de la escena con grabaciones y textos y la hermosa laudatio de Antonio Gala que cobró un doble significado al ser leída por Natalia Menéndez, directora del Festival Internacional de Teatro Clásico y urdidora de este homenaje que el órgano gestor de la muestra decidió en febrero y por unanimidad, concederle. Y a él se sumaron numerosos profesionales entre los que estaban Nuria Espert, Miguel Narros, Mario Gas, Carlos Hipólito, Alicia Moreno, Ángel Fernández Montesinos, José María Pou, Carmen Alborch, Nati Mistral, Andrea D'Odorico y un desternillante Paco Valladares que instó al homenajeado con la rotunda frase de "Señor Peláez, ¡quédese!".

"Aunque sus tareas hayan sido museísticas, decir Andrés Peláez no es decir pasado, es decir presente y, sobre todo, futuro...nos ha hecho comprender que somos eslabones de una larga cadena y que debemos construir el eslabón que somos de tal modo que los que nos sigan puedan engarzarse en él con facilidad", dice el actor y director José Luis Gómez de este hombre que ha enseñado a muchas personas que, mientras se profundiza en la investigación, no se tiene ni se debe desviar la mirada de lo que podría parecer puro anecdotario, que en algunos casos puede ser visto como frivolidad. Ha conseguido que junto a la sabiduría haya algo que no debería estar exento del territorio de la inteligencia y la intelectualidad, como es el humor, la ironía, el sarcasmo y, si es necesario, la mordacidad.

Gala, que siempre tuvo previsto asistir al acto y el cáncer del que se está tratando se lo impidió, terminaba con unas palabras que sonaban a doble despedida: "Quédate con nosotros: por lo menos hasta que yo me muera. No te haré esperar mucho: lo prometo". Pero su texto se centró todo él en diseccionar a Peláez: "Mi conocimiento de Andrés es casi tan antiguo como yo. Considero que es la persona que más sabe de teatro de España, que más conoce su sentido, sus formas diferentes, los rostros y las expresiones y el decorado que más conviene a cada caso. Nunca he tenido a mi lado a nadie que a la vez sea tan sabio y tan discreto. Mi vida sin él habría sido muy distinta".

Tres actores de tres generaciones distintas, Concha Velasco, Gonzalo de Castro e Irene Escolar (la última de la saga de los Gutiérrez Caba) dieron lectura a textos escritos por gentes de la escena en los que desde el primero hasta el último destacaban la labor de este hombre anónimo entre los espectadores de teatro, pero imprescindible para los profesionales de este medio. "Durante años has vivido al otro lado del espejo, amasando con paciencia de franciscano, recuerdos, documentos, trajes, recuerdos y publicaciones para que las gentes del teatro, tan desnortados, tan desmemoriados a veces, tengamos un punto de referencia. Gracias por devolvernos la memoria", señaló José Carlos Plaza, quien llegó a afirmar que Peláez representa la memoria:"La mía, la de la profesión que me rodea, y sobre todo la de la que viene, la de aquellos que nada saben y pronto descubrirán lo mucho que la necesitan".

Tras la intervención de Peláez, en las que señaló que todo lo había hecho con el amor infinito a las gentes del teatro y que sólo había querido ser un buen hombre, hubo un fin de fiesta con la banda municipal de Almagro que interpretó Paquito el Chocolatero, lo que fue aprovechado por Peláez que se marcó un jaleado pasodoble con Concha Velasco, actriz que recordó que gracias a Peláez le habían pasado cosas muy importantes: "Y hoy la más de todas ellas, ya que me ha posibilitado, por primera y última vez en mi vida, pisar el escenario del Corral de Comedias de Almagro".

Peláez y la memoria del teatro

Andrés Peláez Martín, natural de Murcia, es profesor de EGB, licenciado en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid y doctor por la Universidad de Sevilla.

En 1976 dirige Galería Multitud, una de las más importantes galerías de arte madrileñas especializada en arte de la primeras Vanguardias Españolas. Este mismo año coordina y lleva a Taipei la exposición: Pintura española: de Picasso a las últimas vanguardias.

Desde 1981 hasta 1983 es documentalista en los teatros nacionales María Guerrero y Zarzuela junto al prestigioso director de escena José Luis Alonso.

En 1983 y hasta 1989 es director de exposiciones del Museo Municipal de Madrid. Allí crea la sección de Historia del Teatro en Madrid. Es responsable de la exposición Arte en Madrid 1970

Llamado por el Ministerio de Cultura en los años ochenta se le encarga la creación y dirección del Museo Nacional del Teatro, con sede en Almagro (Ciudad Real). Cargo que desempeña en la actualidad. Entre 1993 y 1996 dirige también el Centro de Documentación Teatral.

Ha publicado un centenar de estudios sobre la Historia del Teatro en España y ha coordinado más de trescientas exposiciones sobre distintos aspectos del hecho teatral.

Las últimas exposiciones que ha dirigido han sido Calderón en la escena: 1900-2000; Calderón en Hispanoamérica, para Méjico y Panamá; Valle-Inclán en los teatros Nacionales; Tres mitos españoles: La Celestina, Don Quijote, Don Juan, Trajes y tipos en el Quijote, Francisco Nieva en los Teatros Nacionales, Vestir el Género Frívolo, El Teatro en la República: Misiones Pedagógicas y La Barraca, 20 años de la Compañía Nacional de Teatro, Elio Berhanyer: Las joyas de La Alhambra, Picasso y los otros: vestir la danza, para República Dominicana. Las últimas exposiciones inauguradas recientemente desde el mes de octubre de 2008, son La moda y el Teatro y Picasso y Dalí, en el teatro, Vestir Calderón para La Habana. En 2009 cabría destacar 20 años del Museo Nacional del Teatro: Adquisiciones y La escenografía romántica en España. Y por último, en 2010, además de la exposición dedicada a Francisco Nieva, trabaja por encargo del Ministerio de Cultura en la creación del Museo Nacional del Circo, que tendrá su sede en Albacete. Con este motivo en febrero dirigió la exposición Imaginando el circo: el circo en los museos estatales, con obras de Picasso, Gutiérrez Solana, Benjamín Palencia, Maruja Mallo, entre otros.

Irene Escolar, Gonzalo de Castro y Concha Velasco rodean a Andrés Peláez.
Irene Escolar, Gonzalo de Castro y Concha Velasco rodean a Andrés Peláez.GUILLERMO CASAS

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