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Crítica:MCCOY TYNER QUARTET & GARY BARTZ
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Dios en Ezcaray

En el pueblo se le conocía como el holandés. Ebbe Traberg era un tipo campechano, con un punto extravagante, y ni siquiera era holandés, sino danés. De Aarhus, para más señas. Enamorado de nuestro país, Ebbe tenía su refugio secreto, o no tan secreto, en Ezcaray, municipio riojano que le proporcionaba todo cuanto su escandinava humanidad podía necesitar. Allí pasaba sus veranos, en un viejo caserón, rodeado de jazz por todas partes. Por fortuna, su imponente colección de discos, libros, revistas, etc., sobre la materia es hoy administrada por la fundación que lleva su nombre.

Ebbe falleció en 1996, a los 64 años. Desde 1997, los ezcarayenses le dedican un festival de jazz, y de qué otra cosa iba a ser, tratándose de Ebbe. Gracias a ello, la villa de 2.300 habitantes, 200 de ellos de origen paquistaní, recibió el sábado la visita de un auténtico gigante del jazz, el pianista McCoy Tyner. O dos, puesto que, junto al gran McCoy, se vino el saxofonista Gary Bartz, músico que Ebbe consideraba "uno de los más grandes saxofonistas del último cuarto del Siglo XX, aunque esté my lejos de ser tratado como tal". Curioso: Bartz tocó en el homenaje que se le tributó al maestro de periodistas y notable erudito al año siguiente de su muerte y que sirvió como punto de arranque al festival. El tiempo pasa para todos y ni Bartz es el que era cuando visitó Ezcaray hace 14 años, ni el aspecto actual de McCoy Tyner tiene que ver con el que luce en sus discos más conocidos, tras los estragos que la enfermedad produjo en su cuerpo hace unos años. Eso sí: cualquier duda que uno pudiera albergar en torno al estado de forma del pianista, se desvanece en cuanto pone sus egregios dedos sobre las teclas. Ahí está de nuevo la furia y el fuego y todo aquello que ha hecho de McCoy Tyner quien es. En palabras del reciente ganador del Concurso de Jazz del Festival de Getxo, el también pianista Carl Winther: "McCoy Tyner no es un pianista de jazz: es dios".

Cierto es que anoche no escuchamos al mejor McCoy Tyner de la historia. A ello contribuyó, sin duda, la presencia de un baterista recogido sobre la marcha, el tal Joe Fasword, incapaz de aguantarle el ritmo al pianista. Tampoco el sonido fue el mejor del mundo, pero es lo que tiene escuchar jazz al aire libre en un ambiente lúdico y festivo como salido de Una partida de campo, la película de Jean Renoir. La niñita que tira de la falda de su mamá porque se aburre, el que retransmite el concierto a los amigos vía teléfono móvil... pero también quien se ha documentado y reconoce la melodía de la hermosísima Balada para Aisha al primer compás. Que aquí, nadie lo dude, se entiende de jazz.

El pianista McCoy Tyner con el saxofonista Gary Bartz.
El pianista McCoy Tyner con el saxofonista Gary Bartz.CARLOS ROSQUELLAS

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