Justicia poética en el festival de Mérida
La muestra teatral inicia su andadura marcada por la heroínas grecolatinas y con Bebe en el papel de Antígona
Tras una inauguración oficial el pasado jueves con música clásica interpretada por docenas de guitarras eléctricas y guión elaborado por la actriz, productora y directora Blanca Portillo, quien se estrena como directora del festival de Mérida, comenzó anoche la andadura de la 57 edición de la muestra emeritense. La más importante de Europa especializada en teatro grecolatino.
Se hizo con la representación de Antígona de Mérida, una recreación del dramaturgo Miguel Murillo con dirección de Helena Pimenta en torno a acontecimientos reales que se produjeron en esta ciudad pacense durante la guerra civil española. Sorpresa, emoción y público puesto en pie fueron las notas dominantes. Aunque las nuevas autoridades (el PSOE ha perdido por primera vez en la historia la Junta de Extremadura a favor del PP, que también ha vuelto a hacerse con la alcaldía de Mérida) permanecieron sentadas, cabizbajas, con aplausos que más bien parecían roces de manos, como si se extendieran crema...
Daba la sensación de que la propuesta teatral hubiera aguado la fiesta a estos dirigentes locales, ya que ayer fue un día de verdadero júbilo para ellos por la toma de posesión del nuevo presidente de la Junta, José Antonio Monago, arropado por Rajoy, Cospedal, Pío García Escudero... Quizá se debía a que Murillo sitúa la acción en el propio teatro romano de la ciudad, dentro de un claro juego metateatral, cuando las tropas franquistas entraron en Mérida, detuvieron a muchas personas y mataron a otras indiscriminadamente. A nadie extrañó, en todo caso, que esas autoridades, en el habitual encuentro con la compañía tras la representación, se mantuvieran en un corrillo, aisladas y sin hablar con los responsables del estreno, aunque Blanca Portillo les acercó a la directora, a la que dieron la enhorabuena.
Memoria histórica
Antes, sobre el escenario, se habían encontrado con una serie de personajes en los que había claros paralelismos con los creados por Sófocles en su Antígona de hace casi 2.500 años. Entre ellos está una joven actriz que quiere recuperar el cadáver de su hermano muerto en combate. "Hoy, tanto tiempo después, la voz de los sabios y viejos vates y los sueños de los hombres y las mujeres de aquella Mérida se mezclan en nuestro teatro romano para devolvernos su mensaje", señala el autor de esta pieza, protagonizada por una popular cantante, Bebe, quien de esta manera vuelve a su profesión y pasión primigenia: ser actriz. No ejercía como tal desde que en Mérida representó Las aves y son muchos los que ignoran que en los años noventa se trasladó a Madrid para estudiar arte dramático, aunque posteriormente se inclinó por la música y la canción, al margen de puntuales regresos al oficio de la interpretación en películas de José Luis Cuerda y Julio Medem. "Sé que esta obra removerá a mucha gente, pero no queremos herir a nadie, se habla de emociones y sentimientos y esos están en la condición humana", señaló la actriz, criada precisamente en esta ciudad.
Bebe comparte el sobrecogedor escenario con Helio Pedregal -como capitán franquista y trasunto de Creonte-, Celso Bugallo, Pepa Gracia, Rafa Castejón y un Pepe Viyuela convertido en un actor ciego que transita por el personaje de Tiresias, y que todo apunta que terminará siendo uno de los actores españoles que más veces, y más brillantemente, se han enfrentado a las piedras de este templo sagrado de la escena que es el teatro romano de Mérida. Ahora es la cuarta: "Y cada vez me gusta más", señala Viyuela, que ya había hecho otro montaje sobre la Guerra Civil con este autor. "Es un hombre profundamente conocedor de la represión en Extremadura y de esa brutalidad de la guerra", explica este popular actor, que siempre saca tiempo y energía para entregarla al teatro o a su afición como escritor.
También participaron en el montaje el escenógrafo José Tomé, la coreógrafa Nuria Castejón, el vestuarista Alejandro Andújar y el músico Íñigo Lacasa, cuyo trabajo se completa con la presencia de una banda que toca temas populares de los años treinta.
"Recordar es mirar hacia atrás y hacia dentro de nosotros mismos. En el teatro cualquier tiempo se hace presente, existe aquí y ahora ante nuestros ojos", señala la directora. "Es la primera vez que estreno aquí y mi primer texto grecolatino, aunque esté situado en el 36, y estoy muy conmovida, porque es una historia que me emociona mucho", apuntó, nada más terminar la representación, Helena Pimenta, quien hace escasos meses ha sido nombrada la primera mujer al frente de la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
Mientras, Blanca Portillo, orgullosa por el resultado de la primera entrega de su programación, señalaba: "La idea de dar voz a los vencidos, a los muertos, me interesaba especialmente en esta propuesta de Murillo y Pimenta, porque la Historia, escrita con mayúscula, siempre da la voz a los vencedores, siempre se cuenta lo que fue y no lo que pudo haber sido. Esta y otras antígonas dan voz a esos muertos, desde luego para mí conecta con todo el asunto de la memoria histórica, con esos muertos de la guerra, de cualquier guerra, porque a toda esa gente que está buscando a sus muertos no les guían la venganza ni el odio, sino un acto de amor, más allá de otras lecturas que otros puedan hacer". A lo que añade: "Esta es la historia de la tiranía, de quienes gestionan el poder desde el totalitarismo. Enfrenta al poder contra el individuo y el acto de una mujer desmonta el sistema entero... ¡Cómo no íbamos a elegir esta función, si nos coloca aquí y ahora y encima es un homenaje a Mérida, porque este teatro ha sido escenario de tragedias reales, no literarias. Es un acto de justicia poética que trasciende el hecho de si sus protagonistas son de un bando o de otro".
La Antígona que ahora está en el teatro romano hasta el próximo 17 de julio no es la única que se verá en el festival. "El teatro grecolatino tiene muchas y magníficas mujeres, pero Antígona es muy especial", apunta Portillo, que ha programado tres antígonas para esta edición: "No es una idea descabellada, las vamos a ver absolutamente distintas y ahí es donde el teatro cobra su valor", señala la directora.
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