El espectáculo de la moda continúa en Milán
Prada, Gucci y otras grandes casas italianas presentan sus colecciones otoño/invierno jugando con los roles masculino y femenino
Aunque el panorama político italiano esté envuelto en escándalos múltiples, aunque el mundo viva en vilo por las revueltas en Oriente Próximo y aunque la crisis financiera afronte vías de dudosa recuperación, en Milán, como dicen los profesionales, "el espectáculo de la moda debe continuar". El miércoles 23, con todos estos acontecimientos flotando en el ambiente, empezó la semana de presentación de las colecciones para el próximo otoño-invierno. Más de 80 desfiles e innumerables presentaciones en showroom todo ello en muy variopintas las localizaciones que incluyen palacetes decadentes, teatros trasnochados, cines, universidades, capillas y una carpa montada en la plaza de la Catedral del Domo.
En general, el eje argumental de las colecciones está siendo lo masculino con un giro femenino. Un comodín comercial, sobretodo, en tiempos de crisis. Consigue no asustar a las clientas con piezas demasiados fantasiosas y permite invertir en la creación de esa gran quimera y lugar común: el fondo de armario. Con esta mentalidad, prendas como parkas, trenkas, gabanes, pantalones, gabardinas, americanas y chalecos se convierten en claves. Desde la versión más sobria de Max Mara (en suave cachemir para gabanes y trenkas) hasta los looks más glam de Moschino (con uniformes de inspiración almirante y esmóquines en lamé plateado) lo masculino persevera.
La carta cromática prima los tonos neutros, como camel, gris plomo, negro, blanco y marfil. Pero hay abundantes concesiones a los colores más atrevidos: amarillo, turquesa, azulón, esmeralda o fucsia. La peletería juega un papel esencial tanto para adornar cuellos y puños (e, incluso, bajos de abrigos o faldas) como para ser protagonista. Sobretodo, en forma de chaquetas cortas.
Gucci
En el 90º aniversario de Gucci, Frida Giannini presentó una colección que ella misma explica así: "trata de un dandy contemporáneo en versión femenina, que juega con el glamour y la seducción". La diseñadora italiana firmó una revisión de las proporciones de los setenta bajo una perspectiva de los cuarenta.
Sigue el homenaje a Yves Saint Laurent al que ella (y otros muchos colegas) ya se han apuntado esta para primavera. Se incorpora, sobre todo, su gusto por la mezcla de colores vibrantes y contrastados y el sentido erótico de su diseño que tan bien retrató Helmut Newton. Angelica Houston fotografiada por Bob Richardson cuando eran pareja es otra de las referencias de la colección.
Giannini remató la ascensión hacia lo sofisticado en la que está inmersa la firma con colores joya y materiales suntuosos, como la piel de zorro. Las blusas llevan lazadas al cuello y se combinan con falda-pantalón a la rodilla, falda lápiz o pantalón masculino ancho en franela grises y tweed. Entre los complementos, botas por encima de la rodilla y sombreros fedora de ala ancha con plumas que recuerdan a Ingrid Bergman en Casablanca. Para la noche, boleros, toreras o capelinas se cubren de pétalos de seda cosidos a mano en gasas rojas, tejas, esmeraldas. Rematan largos vestidos de gasas transparentes con coulottes a juego.
Dolce&Gabbana y Prada
D&G, la línea más juvenil de Dolce&Gabbana, se basó en una sopa de letras para sus estampados divertidos y coloristas. Impregnan prendas que construyen una silueta a base de volúmenes masculinos (como americanas generosas) encima de vestidos en punto ajustado o blusas y faldas tubo por debajo de la rodilla. El alfabeto mantiene su protagonismo en leggings, zapatillas deportivas y tacones de cuña.
Miuccia Prada trata de evocar una mujer más contemporánea basándose en los locos años veinte y los futuristas sesenta, cuando la mujer empezó a liberarse no solo en lo sociopolítico sino también en su forma de vestir. Su silueta recta oscilaba entre el estilo espacial de Courreges y Paco Rabanne y el look de las flappers de los veinte, con talles bajos para vestidos y abrigos con cierres laterales. Sus vestidos-abrigo tienen grandes botones redondos, cinturones anchos y plisados en lanas con estampados que recuerdan a las pinturas de Mondrian.
Prada incluyó en su propuesta chaquetones y abrigos con forma de caparazón en piel de pitón de colores. También ingeniosas botas, que creaban la ilusión óptica de un zapato tipo merceditas con calcetines de pitón. Para la noche, vestidos realizados a base de gigantescas escamas/lentejuelas de plástico en amarillo, salmón y marfil. Y otros de delicada organzas en tonos pasteles con casquetes de largos flecos de plástico amarillo.
Babelia
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