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Encontrado muerto en Rusia el líder de Boney M

Bobby Farrell era la cara más conocida del mítico grupo de musica disco de los años sesenta.- A nadie le importó que Frank Farian, su productor, cantara por él

Roberto Bobby Alfonso Farrell fue encontrado sin vida el jueves, a los 61 años de edad, por causas aun por determinar, en su cama de una habitación del hotel Ambassador, en San Petersburgo, donde había actuado la tarde anterior. Es el capítulo final de la vida novelesca del que fuera cantante de Boney M. Una de esas historias de auge y caída tan habituales en la historia del pop. Farrell había nacido en la isla antillana de Aruba el 6 de octubre de 1949. Con 15 años se enroló de marinero. Más tarde se instaló en Noruega, Holanda y finalmente en Alemania, donde trabajó de dj.

En 1975 el productor Frank Farian, un antiguo cantautor alemán convertido en Doctor Frankenstein musical que en los ochenta se hizo famoso por ser la mente tras Milli Vanilli, estaba buscando actores que hicieran playback en la televisión de su éxito Baby do you wanna Bump. El sencillo iba firmado por un grupo inexistente llamado Boney M. Era un híbrido que sonaba como una especie de ABBA compuesto de jamaicanos negros haciendo música disco: una melodía pegadiza, una voz masculina forzadamente profunda y coros femeninos.

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Farian inventa una formación: las cantantes jamaicanas Liz Mitchell y Marcia Barrett; la ex modelo de Monserrat Maizie Williams y Farrell, cuyo exótico aspecto y gimnástica forma de bailar eran perfectas para ejercer de líder. Lo de menos era que no fuera vocalista. Era un secreto a voces, que casi todo el mundo sabía y a casi nadie importaba: Farian interpretaba las partes masculinas en el estudio y Mitchell y Barrett, las femeninas. Farrell, con su melena afro, su pelo en pecho, sus estilismos imposibles y sus movimientos espasmódicos era el espectáculo total y daba el pego en directo. El experimento funciona y deciden darle continuidad.

Pero el posterior éxito de Boney M desbordó todas las previsiones. Sus cuatro primeros discos, uno al año desde 1976 hasta 1979, vendieron más de 40 millones de copias. Tuvieron 15 números uno en Alemania y 22 de sus canciones entraron en el top ten británico, cinco de ellas en el número uno. Son temas que ahora están en el imaginario popular: Belfast, Rivers of Babylon, Ma Baker... Su sencillo Daddy cool fue el más vendido en las islas en 1978, donde les recibió la Reina Isabel II y la revista Time les dedica una página...

Consiguen hitos entre legendarios y cómicos: van de gira a la Unión Soviética, cuenta la leyenda que reclamados por el mismísimo líder del politburó, Leónidas Breznev, con la condición de no cantar Rasputín. Se meten en fregados impropios de bandas prefabricadas: en 1979 publican El Lute, un tema dedicado a Eleuterio Sánchez, "una especie de Robin Hood español", en palabras de Farian.

A partir de 1980 la cosa se complica. Farrell desarrolla modos de diva. Llega tarde a los directos, olvida las letras de canciones que simplemente tenía que fingir que cantaba y al mismo tiempo reclama insistentemente a Farian que le deje participar en las grabaciones. Finalmente, es expulsado de la banda por "poco fiable" pero sus sustitutos no funcionan y se le vuelve a admitir. En parte era una revuelta interna. Las tensiones en el grupo, a causa del dinero, empezaban a ser insoportables: eran la exportación musical más rentable de Alemania, pero Farian los dirigía con mano de hierro y se llevaba el grueso de los ingresos. En 2002 Liz Mitchell contaba a la BBC que los miembros del grupo apenas recibían un 9% de lo que generaban. En 1986 una separación, en principio por tres meses, se convierte en casi definitiva.

Y aquí empieza el caos. En 1987 hay un amago de vuelta, pero en 1989 cada uno de los miembros del grupo reclama el nombre de Boney M como suyo, y un juzgado les da parcialmente la razón a todos. Eso conduce a que en un momento de los noventa hubiera hasta cinco "auténticos Boney M" girando por el mundo. Algunos eran directamente imitadores que nunca habían pasado por el grupo. Al parecer Bobby Farrell obtuvo del juez el derecho a usar el nombre en Holanda, e intenta ganarse la vida con una formación que incluye a tres chicas que cambian constantemente. Pero no lo logra. En parte porque Farian, que apoyaba a los Boney M de Liz Mitchell, le pone todas las zancadillas posibles.

Termina viviendo de las ayudas sociales en un piso de los suburbios pobres de Rótterdam. Su matrimonio se deteriora rápidamente y después de una pelea conyugal, trata de prender fuego a Yasmine, su mujer, con la que tiene dos hijos, rociándola con gasolina. En 1994 es condenado y encarcelado por un tribunal holandés.

Reaparece en el año 2000, en Italia, intentado regrabar viejos éxitos del grupo. Farian ya no le presiona, y le deja que se quede lo que gana. Aparece en anuncios, riéndose de su personaje y actúa como Bobby Farrell de Boney M, allí donde se le reclama de Ramala a Finlandia.

Son tiempos mejores. La herencia musical de Boney M es reivindicada por los popes de la música de baile y Farrell es un ilustre perdedor. El paradigma de lo que la maquinaria del pop comercial puede hacer con un artista. En 2005 protagonizó el vídeo de Turn on the music de la estrella del house Roger Sánchez. El clip empezaba con una frase impresa en el que se habla de los millones de dólares en royalties que Farrell ganó y nunca cobró. Y terminaba con una cita de Farrell: "Soy un auténtico intérprete. Dame una buena melodía y estoy preparado. Es lo que hago y es lo que haré hasta el fin de mis días".

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