Jacques Stroumsa, el violinista de Auschtwitz
Narró a lo largo de su vida la terrible experiencia del exterminio nazi
Impresionaba escucharle contar su terrible experiencia en el campo de exterminio de Auschtwitz, donde perdió a su esposa y sus padres. Jacques Stroumsa, conocido como El violinista de Auswitz, murió ayer en Jerusalén a los 97 años. Hasta muy poco antes de fallecer y pese a su sordera y sus achaques, acudía siempre que se le convocaba para dar testimonio del horror nazi. Hablaba muy bajito, casi inaudible para el público, pero los asistentes contenían la respiración. Lo que más llamaba la atención era que hablaba en ladino, en un español trufado de palabras del castellano antiguo.
Nació el 4 de enero de 1913 en Salónica, Grecia. A los 30 años, los nazis lo deportaron a Auschwitz-Birkenau II (Polonia). El viaje en los trenes de la muerte duró 11 o 12 días. Llegó a Birkenau el 8 de mayo de 1943. En ese transporte, el número 16 que había salido de Salónica, iban 2.500 personas. De ellas, a 815 les tatuaron un número en el brazo izquierdo. Al resto (1.685) los llevaron a las cámaras de gas y quemaron sus cuerpos en el crematorio. "Así desaparecieron mi joven esposa, embarazada de ocho meses, y mis queridos padres y los padres de mi esposa. Así perecieron millones de personas", recordaba Stroumsa sin aspavientos, sin poder contener la emoción cada vez que contaba su terrible vivencia, que también narró en dos libros, Escoger la vida y Violinist in Auschwitz: From Salonica to Jerusalem, 1913-1967.
El nonagenario superviviente sefardí explicaba una y otra vez cómo se salvó de la muerte: en Auschwitz, Birkenau y otros campos de exterminio había orquesta. "Ellos, los criminales nazis, necesitaban músicos, sobre todo violinistas. Fue una gran sorpresa para mí cuando la primera noche en Auschwitz, uno de los oficiales preguntó si había entre nosotros alguien que tocara bien el violín. Dije que tocaba el violín y así pasé a formar parte de ese grupo". El 20 de enero de 1945, a 20 grados bajo cero, Stroumsa salió de Auschwitz en un grupo de supervivientes. Así empezó la terrible "marcha de la muerte": cuatro días y cuatro noches.
En enero de 2007, los Reyes, don Juan Carlos y doña Sofía, recibieron a una delegación de supervivientes del Holocausto, que estaban en Madrid para asistir a los actos conmemorativos del Día Oficial de la Memoria del Holocausto y de Prevención de los Crímenes contra la Humanidad. Entre ellos estaba Stroumsa. Siempre recordó con emoción a los monarcas, agradecido de que hubieran tenido esa deferencia con él y otros como él. Amaba mucho a España, pero desde entonces la amó aún mucho más.
Jack, el joven de Salónica; Jack, el hombre del violín; Jack, el hombre del ladino, Jack que amó a España.
Que descanse en paz.
Babelia
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