El cantautor Micah P. Hinson presenta nuevo disco en el Palau de la Música
La editorial barcelonesa Alpha Decay le ha publicado su primera novela, No voy a salir de aquí, en la que ha volcado un pasado turbador
Han pasado cinco años desde que una tarde de junio Micah P. Hinson aterrizara en el Primavera Sound para presentar su primer disco, Micah P. Hinson & The Gospel of Progress. Tras un par de canciones dejó al escaso público que había en en uno de los escenarios del Fòrum con cara de pasmo. Ahora ese tierno veinteañero pálido y delgado que gritaba su dolor como un poseso, es toda una leyenda que esta noche actuará en el venerable Palau de la Música de Barcelona, dentro del Festival Internacional de Jazz. Aunque siga sin llegar a los 30.
El de Memphis y tejano de adopción tiene historia para rato. Desde aquella tarde de junio ha sacado cuatro álbumes -el último, Micah P. Hinson and the Pioneer Saboteurs, es el que presenta esta noche junto a la banda Centro-Matic- y la editorial barcelonesa Alpha Decay le ha publicado su primera novela, No voy a salir de aquí, una historia inspirada en su pasado, en el que no faltan los desengaños (salía con una ex-modelo mayor que él que le destrozó el alma), las drogas, los problemas familiares, la cárcel y una temporadita durmiendo en la calle.
"Te puedes perder en la vida siguiendo a gente que hace cosas inútiles y que no aportan nada. Es lo que le pasa a mi personaje principal, un paria a la deriva. Pero siempre hay esperanza", así ha resumido Micah P. Hinson, esta mañana en una rueda de prensa, el mensaje de esa novela que en la que Hinson ha reconocido ser "parte de cada personaje", especialmente del protagonista, un "joven perdido" llamado Paul que encuentra en la escritura su motivación personal.
Querido en tierras españolas, como demuestra que No voy a salir de aquí se ha editado antes en castellano (Alphadecay) que en inglés, Hinson está trabajando en su segunda novela, The Great American Novel, una crítica a la falta de una obra de referencia actual para las nuevas generaciones de americanos.
Pese a todo, la etiqueta de artista maldito que le colocó la crítica mundial parece haber quedado atrás para los medios tras un romance, una boda y pasearse por la vida con la fotografía de su mujer pegada a la guitarra. "Cada vez me preguntan menos, aunque en su momento fue positivo que se creara esta leyenda mi alrededor. Me ayudó a olvidar mis auténticos momentos personales", ha puntualizado el artista, cuya voz cavernosa y su universo perturbador sonaran en breve en el Palau.
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