"Nunca pensé que llegaría a ser coreógrafo"
Wonderland, su última creación, está inspirada en los enfermos de los hospitales psiquiátricos
Cuerpos rotos, desesperación, amor, ternura, mundos paralelos, compañerismo, locura. Todos estos ingredientes componen Wonderland, el último trabajo coreográfico de Víctor Ullate que se estrena en Madrid mañana en los Teatros del Canal. Se trata de la primera obra inspirada en los cánones de la danza contemporánea que crea el que es uno de los mayores maestros de bailarines clásicos de la historia de la danza española. Este ballet, de una hora y media de duración, es un homenaje y está dedicado a su hermana Marisol, internada en un centro psiquiátrico desde que era una niña. "Descubrí el perfecto orden del caos de las emociones, que ahondaron en lo más profundo de mi ser. Por medio de la danza, quiero agradecer a la vida esa cantidad de emociones positivas, que estos seres me han transmitido y en especial a una de ellas". Se refiere Ullate a los hombres y mujeres que habitan en estos centros dedicados a la salud mental y que el bailarín y coreógrafo define como "seres especiales"
Pregunta: ¿Cómo ha encarado este trabajo un artista como usted que siempre ha sido un defensor a ultranza de la danza clásica?
Respuesta: Después de este ballet hay un antes y un después. He estado muy suelto coreográficamente, en movimientos y en mente. Cuando te atreves a hacer algo como este ballet te dices que 'después de esto, cualquier cosa'. Tenía muchas cosas dentro de mí que tenía que decir y que hacer sentir al público. Hacer una cosa así... Hay qué romper el cuerpo... Cómo vas a representar una cosa como esta con el pie estirado y con la técnica clásica. Tenía que hacer algo nuevo, pese a que hay momentos en la obra en los que lo clásico está de alguna forma presente. Y la música de Philip Glass, parece que estuviera hecha para este ballet. Pero el caché que hay que pagar diariamente es muy alto. No es un músico barato. He cogido piezas para cine... de ballet no hay nada.
P. ¿Wonderland es una revolución para usted?
R. Nunca pensé que iba a ser coreógrafo. Pensé que para hacer lo mismo que hacían los demás, mejor no hacerlo. Buenos coreógrafos hay pocos, y malos hay muchos. Pero las circunstancias de la vida hicieron que pudiera quitarme los miedos, complejos, el miedo al qué dirán, el miedo a si lo que haces no merece la pena. Ha llegado un momento en el que me digo: si no gustara, me lo podía pensar, pero no después de tantos años y con la experiencia y el bagaje que tengo. Este balleto han sido horaS, horas, horas y horas de trabajo en mi habitación, con la música, los bailarines. Hay momentos en los que me he emocionado y he vivido una historia muy bonita.
P. Sí, pero aquí parece haber ecos de muchos coreógrafos contemporáneos.
R. Me mantengo muy al margen de las tendencias que rigen. Hubo momentos en que todo el mundo imitaba a William Forsythe o a Béjart. A la hora de coreografiar los movimientos me salen de dentro, en ningún momento trato de imitar, no me interesa imitar a nadie.
P. Y esta obra le sale muy de dentro. Está dedicada a su hermana que vive desde hace muchos años internada en un psiquiátrico.
R. Mi hermana es seis años mayor que yo, pero es como una niña. Tuvo meningitis de pequeña y quedó así. Con la misma mentalidad. Entonces las enfermedades eran incurables. Estuvo tres años enyesada de arriba abajo y una pierna le creció y otra no. He visto a mi padre desesperado, pues el médico le decía: 'en el momento en el que le quite el yeso a su hija, se va a morir' y mi padre viendo a mi hermana que estaba en un grito, en la Malvarrosa en Valencia, se la llevó a Zaragoza y con un serrucho... de la fábrica... Le quitó la escayola. (En este momento al bailarín se le llenan los ojos de lágrimas y no puede hablar) Cada vez que voy a visitarla se me encoge el corazón.
P. ¿Cómo ha tomado su compañía este giro a lo contemporáneo?
R. Los bailarines han captado y han entendido muy bien lo que quería hacer. Desde el primer momento han estado tan abiertos, que me han dado fuerza y las ganas de hacer este ballet. Sin pensar si iba a gustar o no, si iba a ser un escándalo o un éxito. Las cosas las haces porque las sientes, porque las vives, porque tienes ganas de contar cosas. Igual que en Samsara (otra coreografía de Ullate). Aquella mesa de operaciones en la que estuve después de sufir dos infartos. Tuve un sueño de un viaje por oriente y recogí textos de maestros budistas. Me gustan las cosas que te hagan pensar y te hagan ser mejor ser humano. El problema del ser humano es que somos egoistas . No pensamos en los demás, en la situación que se encuentra mucha gente en el mundo, de una desesperación increíble. Gente que no tiene que comer, que está enferma y no tiene acceso a la medicación, gente que se está muriendo.
P. Parece que el Ministerio de Cultura ha viajado al extranjero para encontrar un nuevo gestor para la Compañía Nacional de Danza tras la salida de Nacho Duato.
R. Un gestor tiene que dedicarse a los números y un artista tiene que dedicarse a dirigir, por ejemplo, un ballet nacional. Si tú no eres conocedor de danza, de estilos y sabes quién baila bien y quién baila mal, es absurdo que dirijas una compañía. No es lógico que un gestor dirija una compañía, tiene que ser alguien que haya bailado, que esté dedicada ahora a la coreografía, pero no poniendo coreografías suyas todo el tiempo.
Babelia
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