Muere el cineasta Claude Chabrol, que abrió en canal el alma de la burguesía
El carismático director de 'No va más' y 'Los primos', de 80 años e integrante clave de la 'nouvelle vague', ha fallecido en París
El cineasta Claude Chabrol, que abrió en canal el alma de la burguesía, ha fallecido hoy en París a los 80 años, según han informado fuentes municipales. Considerado una de las figuras clave de la nouvelle vague, el movimiento que revolucionó el cine francés en los años sesenta, con la deslumbrante generación de cineastas franceses que incluye a Jean-Luc Godard, François Truffaut, Éric Rohmer (fallecido en enero), Louis Malle, Agnès Varda y Alain Resnais, entre otros. Su desaparición ha conmocionado al mundo cultural francés y ya se suceden las muestras de duelo. "Cada vez que desaparece un director, una manera particular de mirar el mundo y una expresión de nuestra humanidad se pierde para siempre", señala en un comunicado la Asociación de Directores de Cine de Francia.
Chabrol comenzó como crítico de la prestigiosa revista Cahiers du cinema, hasta que una herencia de la que se benefició su mujer le permitió llevar a cabo su primer film, El bello Sergio, estrenada en 1958, en la que un joven regresa a casa para encontrar a su héroe de infancia convertido en un alcohólico sin remedio. Luego llegaron Los Primos (1958), Oso de Oro del Festival de Berlín y Una doble vida (1959). Estas tres películas, junto con Los 400 golpes, de Truffaut, y Al final de la escapada, de Godard, entre otras, están consideradas como el inicio de la nouvelle vague (nueva ola).
Ecléctico, prolífico, cultísimo, lector omnívoro, adicto al trabajo, muy amigo de sus actores, Chabrol elaboró desde entonces más de 80 películas, entre cintas para el cine y para la televisión. Ha sabido diseccionar la pequeña burguesía de provincias de Francia, describiendo sus pequeñas miserias, pero también, aficionado a la novela negra y a las historias truculentas, fue autor de muchas películas policíacas.
Precursor de la nueva ola
Cineasta, productor, montador, Chabrol fue una especie de precursor de la nouvelle vague. Ya había firmado sus dos primeros títulos, El bello Sergio y Los primos, cuando el galardón de mejor director a François Truffaut en el Festival de Cannes de 1959, por Los 400 golpes, marcó la fecha inaugural del movimiento cinematográfico que iba a romper con el cine clásico francés. Al año siguiente, ya le consideraban un veterano con fuste suficiente como para dar consejos técnicos al mismísimo Godard en el rodaje de Al final de la escapada.
Simpático y accesible, era un excelente gourmet amante de comer mucho y bien. En los rodajes de sus películas estaba prohibido alimentarse a base de bocadillos y era obligatorio contar con un servicio de comidas acorde con el apetito y el paladar del director del que gozaban todos los actores y los miembros del equipo. La muerte de este coloso del cine, considerado por algunos una suerte de "Balzac con cámara", ha consternado a Francia.
Una vocación temprana por la gran pantalla
Nacido en París en 1930, Chabrol estudió Letras y Farmacia y acabó desempeñando las principales facetas de la creación cinematográfica. Descubrió su vocación por las películas siendo un quinceañero, pero sus padres no estaban dispuestos a dejar que se perdiera de esa manera. "Mi madre decía que el cine estaba lleno de homosexuales", explicó el director en una entrevista con el diario The Guardian en 2000, con motivo de la presentación de Merci pour le chocolat. "Por lo que a mí respectaba, yo o era homosexual o no lo era, así que rodar películas no iba a cambiar mucho las cosas". Respuesta que casa bien con un carácter reacio a tomarse las cosas a la tremenda.
Chabrol venía a ser lo que los franceses llaman un je m'en-foutiste (algo así como, un me importa un bledo): un talante desenfadado con tendencia a relativizar tanto el éxito como el fracaso que le permitió salir adelante tanto durante los alborotos del mayo francés, en 1968, como de la inseguridad en sus inicios. Uno de sus axiomas más citados es el de que "quería hacer películas, cualquier tipo de películas". Por eso no se le cayeron los anillos cuando las estrecheces económicas le obligaron a rodar películas comerciales.
En 1997 obtuvo la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián con No va más y en 2001 presidió el jurado oficial del certamen. Entre sus principales películas son El bello Sergio (1958); Los primos (1958), Landrú (1962), La mujer infiel (1968), Accidente sin huella (1969), El carnicero (1969), Al anochecer (1971), La década prodigiosa (1971), Relaciones sangrientas (1972), Inocentes con manos sucias (1974), Locuras de un matrimonio burgués (1976), Violette Nozière (1979) y El caballo del orgullo (1980), Merci pour le chocolat (2001) y Bel ami (2009).
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