Un margarita con acento argentino

La coctelería del restaurante Gastro Sergi Arola iba tan bien, que el bullicio de los que esperaban en su barra un cóctel interrumpía a los comensales. La necesidad se convirtió en oportunidad y nació Le Cabrera .

En el número dos de la calle de Bárbara de Braganza de Madrid, Diego Cabrera cumplió su sueño y abrió su propia coctelería en 2009. Sus manos han agitado todos los cócteles que Sergi Arola ha ofrecido en sus restaurantes desde el año 2005, cuando inauguró su primer proyecto en el hotel Arts de Barcelona. Este argentino dejó "la vida hippy" de viajero por Europa, como él mismo la define, y comenzó su carrera como barman.

Ahora, aunque bajo la atenta mirada del catalán -siguen siendo socios- mezcla en coctelera propia en este local de dos plantas. "Arriba tenemos una barra en la que poder tapear de manera informal, el propio cocinero atiende a los clientes", cuenta Cabrera. En la planta baja está la coctelería. Un espacio que gira alrededor de una moderna barra hecha con ágatas, en el que se combinan muebles clásicos.

La primera propuesta en cócteles es un clásico, pero con truco. El margarita que preparan en Le Cabrera lleva clara de huevo. "Es optativo, le da un toque aterciopelado, una textura de espuma muy agradable para la garganta que además ayuda a armonizar la estética del cóctel", aclara el barman. Y es que sólo mezclando tequila y limón no se consigue. Diego Cabrera recomienda tener cuidado con el hielo al batir el margarita, "con las manos hay que controlar el frío y evitar que se agüe la bebida". Para cualquier otro consejo, la carta, más bien, la lista de recomendaciones de la coctelería sirve de guía para los novatos que acudan a este local.

Diego Cabrera prepara el primer cóctel del verano: un margarita