La cara industrial de Chillida
El taller de forja del escultor se rememorará en una nave de la papelera de Legazpi - El espacio se inaugura el 21 de julio
Chillida-Leku muestra el último paso del proceso de creación de Eduardo Chillida. Allí están las primeras esculturas que realizó en hierro, los alabastros, las moles de granito, las piezas de gran formato forjadas en acero y, protegidas por las viejas paredes del caserío Zabalaga, las terracotas, las gravitaciones y la obra sobre papel. A partir del 21 de julio, Chillida-Leku tendrá en Legazpi un espacio complementario. Chillida Lantoki recreará en las instalaciones de la antigua papelera Patricio Elorza el taller de forja y el estudio donde trabajaba con las obras sobre papel en el alto de Miracruz, en San Sebastián, junto a parte de la maquinaria que utilizó para obras de gran formato en la siderurgia Patricio Echeverría, también en Legazpi.
"Es complementario a Chillida Leku", explica el hijo del artista
Un vídeo recoge entrevistas con los trabajadores de Patricio Echeverría
"Recrear el estudio de forja de mi padre en Chillida-Leku o en otra parte resultaría falso", explica Ignacio Chillida, responsable del proyecto junto al director de la Fundación Lenbur, Aurelio González. "En la papelera de Legazpi, sí funciona. El mensaje es relacionar el trabajo de Chillida en su taller con la dimensión humana, el contacto con las personas que colaboraron en la realización de obras de mayor escala".
Chillida fue a Legazpi cuando el taller de forja de San Sebastián se quedó pequeño para llevar a cabo sus proyectos. En la fábrica de Patricio Echeverría encontró los recursos materiales que necesitaba y el apoyo del empresario y los trabajadores que requería para sacar adelante las esculturas de acero. Las puertas de la basílica de Aranzazu fueron las primeras piezas que salieron de la empresa de Legazpi. Después se forjaron en Patricio Echeverría otras muchas esculturas, entre ellas el Peine del Viento. Chillida siguió trabajando muchos años en Legazpi, hasta que sus proyectos crecieron y tuvo que recurrir a una acería de Reinosa con capacidad para trabajar con piezas de hasta 120 toneladas. Pero siguió contando con los talleres de Patricio Echeverría para el ensamblaje de piezas y el acabado de las esculturas.
La vieja papelera mantiene su carácter industrial. La intervención sobre la nave original ha sido mínima. Una austera estructura metálica crea un sobrepiso dedicado al trabajo sobre papel. La figura de Chillida se recuerda con seis enormes fotografías tomadas en los años 70 del siglo XX por Francesc Català Roca, en las que se ve al escultor con las mangas de la camisa remangadas, dirigiendo con gesto firme el trabajo de los operarios de Patricio Echeverría.
Una serie de pantallas interactivas ofrecerán información sobre Chillida y su obra y audiovisuales sobre su trabajo en Legazpi, con música original del compositor Gorka Alda. Los trabajadores que colaboraron con Chillida recuerdan en el vídeo el contacto con el artista. Al principio les sacó de la rutina de la fábrica, pero con el tiempo acabaron por descubrir el alma de la obra.
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