La voz de oro del flamenco vuelve a Madrid
El cantaor Miguel Poveda, inmerso en la preparación de la inauguración de la Bienal de Flamenco, hará flamenco y copla en el escenario de Los Veranos de la Villa
Los titulares hablan por sí solos."Grandeza y duendes del flamenco" (Ángel Álvarez Caballero, junio de 2010). "Miguel I de Badalona, rey de España" (Fernando Neira, febrero de 2010). La crítica le rinde honores. El público le adora. Es, sin discusión, la voz del flamenco del momento. Miguel Poveda (Badalona, 1973) vuelve a Madrid esta noche. Lo hará como parte del festival Los Veranos de la Villa, organizado por el Ayuntamiento, en el mismo escenario (Puerta del Ángel), en el que han estado y estarán este verano algunos maestros, algunos de sus ídolos: Paco de Lucía y Enrique Morente.
Inmerso en la preparación de la inauguración de la Bienal de Flamenco de Sevilla, en la que hará un concierto coral en la plaza de toros de La Maestranza, Poveda hará hoy "una mezcla de todo, mitad y mitad" de copla y cante, explicaba ayer en una entrevista telefónica. "Quiero hacer una primera parte de cantes tradicionales que estoy preparando para una grabación a los que estoy dando otra lectura, construyéndolos a mi forma". Los recitales de Poveda nunca son iguales aunque repitan el repertorio. El flamenco es el arte de la improvisación incluso en los cantes más antiguos: en los giros de la voz, en las entonaciones. Y Poveda siempre lo hace. Nunca repite. Deja que su voz tome las emociones del momento. Esta noche lo hará con cantes que no ha interpretado hasta ahora. Luego, para el público que lo ha descubierto en su último trabajo discográfico, Coplas del querer y a los aficionados que les gusta su buen hacer en este otro estilo ajeno a lo jondo, hará un repertorio de coplas. Pero coplas flamencas. "Llevo músicos flamencos, mi guitarrista, Chicuelo, los palmeros Luis Cantarote y Carlos Grilo y al percusionista Paquito González, así que las haré más cercanas al flamenco de lo que puedan estar en el disco".
No será esta la primera vez que actúe en Los Veranos de la Villa, aunque de la última vez hace muchos años. "Fue en el patio del Conde Duque, en 1993. Actué con mi hermana [la bailaora Sonia Poveda] y estaba muy verde", recuerda. "De repente, en el público estaba Carmen Linares y otros artistas, y yo no estaba acostumbrado a algo así. Para mí fue duro, pero a la vez muy bonito".
Madrid, "la capital del flamenco"
Con su último trabajo discográfico, Coplas del querer, ha logrado el éxito en ventas (disco de oro) y tiene premios para aburrir: Premio Nacional de Música en 2007, Premio Nacional de Cante de la Cátedra de Flamencología de Jerez 2008, Lámpara Minera en el Cante de Las Minas, en La Unión (Murcia), en 1993... Y sin embargo sigue sintiendo nervios y responsabilidad en cada recital. Especialmente en Madrid, "la capital del flamenco". "Hace algunas décadas todos los eventos del flamenco ocurrían aquí, los cantaores emigraban a Madrid para hacerse artistas. La crítica de Madrid era dura, era difícil tener éxito. A mí siempre me han demostrado cariño y respeto, así que me siento más presionado, no les puedes defraudar", explica. Esto, para un cantaor que no ha crecido en Madrid, sino en Badalona, y a pesar de esto, no le ha costado hacerse un hueco entre los artistas que triunfan en la capital. "Es importantísimo salir bien de un concierto en Madrid, te da prestigio, tiene mucha repercusión, sigue siendo mucha responsabilidad".
Una ciudad en la que no vive pero en la que tiene presencia constante. Su última actuación fue muy especial. Quiso homenajear el festival que le vio nacer como cantaor en 1993, el de Las Minas de la Unión, que este verano cumple 50 años. Y lo hizo en la SUMA Flamenca, cita organizada por la Comunidad de Madrid. "Yo tenía mucho miedo, mucha tensión, porque había mucha expectación. Se vendieron las entradas con mucha antelación y eso te crea más responsabilidad. Pero en cinco minutos, nada más sentí las ganas de escuchar flamenco del público, de estar conmigo, lo disfruté, se convirtió en una fiesta. Sobre todo porque últimamente estaba haciendo mucha copla, y los aficionados también quieren escucharme cantar flamenco".
Este verano no volverá a Madrid. Estará actuando en otros puntos de la geografía española, compaginando flamenco y copla, y seguirá trabajando en su nueva responsabilidad, el sello discográfico Carta Blanca, que acaba de presentar en sociedad. Una compañía creada para dar salida a los flamencos más jóvenes, esos a los que nadie quiere dar su primera oportunidad. "Es que no lo puedo evitar, a mí me encanta esto del flamenco", explica. "Muchos compañeros me piden que les ayude con su disco. A Esperanza Fernández, por ejemplo, le costó mucho sacar su último trabajo y ella es una figura consagrada del cante, imagínate los más jóvenes y desconocidos". Ahora está en el estudio de grabación con Kiko Peña, un chaval de Écija que, con 14 años, ha cautivado a Poveda. "Kiko canta como si tuviese 40 o 50 años, y creo que es importante que haya un documento de sus primeras grabaciones, como se hizo con Mairena, Marchena, Camarón o Caracol". Quién sabe si esté descubriendo al próximo Miguel Poveda. Al actual, de momento, lo tendremos esta noche en Madrid. Habrá que disfrutarlo.
Lee la crónica del concierto en Por Bloguerias.
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