Europa en Puerta del Ángel
Músicos españoles, húngaros y belgas se mezclan en concierto como conclusión de la presidencia española de la UE
La Granja de San Ildefonso, antaño sitio de reyes y nobleza, se ha convertido durante tres días en laboratorio de melodías populares europeas. Un grupo de músicos húngaros, belgas y españoles, se han reunido, invitados por el Gobierno español, para trabajar juntos. La idea, según explica Concha Hernández, responsable de la iniciativa, es dignificar la música de raíz a la vez que se simboliza, con el intercambio musical, el entendimiento entre los países europeos, como broche de la presidencia española de la Unión. Esta noche, en el escenario de Puerta del Ángel de la Casa de Campo, se verá el resultado de estos talleres de varios días.
La estampa no puede ser más idílica la tarde del jueves en la Casa de las Flores de La Granja. Niño Josele toca la guitarra bajo un árbol con un cigarrillo en los labios mientras las tres componentes del grupo Laïs, de música tradicional belga, hacen volar sus voces por encima. Un poco más allá juegan los hijos de Josele. El marido de una de las cantantes de Laïs observa con su bebé recién nacido en los brazos y hace de traductor improvisado. También observa, un poco más lejos, Márta Sebestyén, cantante húngara, que trabaja en este proyecto con el grupo gallego La Musgaña. Después del ensayo, Sebestyén me confiesa que las notas flamencas de Josele le trasladan a Transilvania. Hay una canción popular, de duelo, que encajaría muy bien con él.
El de hoy será un concierto gratuito por el que pasarán Estrella Morente y Philip Catherine, Niño Josele y Laïs, Márta Sebestyén y La Musgaña, Mercedes Peón, Panta Rhei, Pastic Septet y Cimbaliband. "Hemos elegido estos artistas porque son de los tres países que, por primera vez, han decidido unir sus periodos de presidencia de la Unión Europea", explica Hernández, responsable también del festival Ellas Crean. Todos son, además, representantes de la música más tradicional de sus lugares de origen, lo que no significa que estén anclados en la música antigua. "Sabemos que son músicos que entienden bien lo que significa trabajar con músicos de otros estilos, de otros idiomas".
"La música tradicional tiene el poder para conectar, para engancharte por el corazón", explica Márta Sebestyén. Ella lo sabe mejor que nadie. Lleva 35 años dedicados a la música húngara, a la que añade elementos de otras culturas centroeuropeas. En 1995 le llegó el reconocimiento más internacional gracias a su participación en la banda sonora de El paciente inglés. Ella ya conocía al grupo de folklor gallego La Musgaña, así que fue una alegría que le invitaran a trabajar con ellos en este laboratorio. "Les conocí hace 20 años, en un festival, tengo sus discos y sé que son mi tipo de gente, en el sentido de que respetan la tradición con conocimiento, estilo y cultura", explica. "Además, vienen de Galicia, y tienen la gaita, y el acordeón, que son instrumentos que también tenemos en Hungría. Sabía que íbamos a conectar bien".
Improvisación en el escenario
A pesar de las buenas intenciones, no todos los músicos lo tienen tan fácil en La Granja. A Niño Josele le cuesta conectar con el trío Laïs, procedente de un municipio de Amberes (y compuesto por Jorunn Bauweraerts, Annelies Brosens y Nathalie Delcroix). Después de una primera sesión bajo el árbol, en el que se dejan llevar e improvisan, en el ensayo con público les cuesta. Ellas buscan empastar sus voces entre el folk, la música medieval y el blues, y les cuesta entrar al compás de la guitarra flamenca. Josele les pide, con señas, que se dejen llevar, que dejen fluir las melodías.
Después de algunos intentos, el Niño Josele prefiere dejar que el duende les acompañe en el concierto e improvisar un poco. "Yo creo que puede ser mejor así, si te metes más cosas en la cabeza se lía más. Un poco de ensayo y al escenario. Tú canta, les digo, que yo te sigo", explica. Lo dice alguien acostumbrado a compartir tablas con músicos de otras disciplinas en otros idiomas. "He estado hace poco en Nueva York grabando con Chick Corea un par de temas en un disco de homenaje que le han hecho a Miles Davis", explica con toda la naturalidad.
Para Estrella Morente, la ocasión es única. A ella le toca compartir escenario y taller con Philip Catherine, guitarrista belga de jazz. "Me quedan tantas cosas por hacer que de pronto, encontrarme con un monstruo como este, con esta visión, con su trayectoria, me parece fundamental", dice ella. Catherine le devuelve el cumplido. Admite que antes de que le invitasen a participar en esta iniciativa no conocía nada de la granadina, pero le emociona trabajar con ella. "La primera vez que le oí, en seguida se me puso la piel de gallina, instantáneamente. La encontré formidable desde la primera nota", dice él. "Escuchándole me siento muy humilde, me conmueve". Ellos trabajaron el viernes sobre dos propuestas de Estrella: el bolero Nostalgia y el tango Volver. "Son temas universales, cuando te encuentras con un genio así es mejor escoger un clásico", se justifica la cantaora.
Esta noche, todos ellos tratarán de demostrar que la música de raíz, popular, puede encajar, no importa su origen. "Es importante para la gente joven aprender y comprender lo especial y particular que es la tradición local", insiste Sebestyén, recientemente nombrada Artista para la Paz por la UNESCO (una distinción que le obliga a promover el diálogo, algo que, dice, ha hecho toda su vida). "Puedes conectarte con las tendencias del resto del mundo, pero es importante no perder la identidad del lugar en el que vives. Si no respetas tus valores propios ¿cómo vas a respetar los del resto del mundo?".
Babelia
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