En busca de un galeón español frente a las costas de Japón
Una empresa especializada comienza el rastreo de los restos del 'San Francisco', hundido en 1609
La noche del 30 de septiembre de 1609, el galeón español San Francisco, que cubría la ruta entre Manila y Acapulco, fue desviado por un tifón, encalló y se partió en dos frente a la costa oriental de Japón, en lo que hoy es la prefectura de Chiba. Se fue a pique con los "dos millones de hacienda" que llevaba a bordo. Así lo indica la crónica de Rodrigo de Vivero y Velasco (1564-1636), que retornaba a la Nueva España tras concluir su mandato como gobernador español de Filipinas. Él y los más de 300 tripulantes sobrevivieron gracias a la ayuda de las ama san, las tradicionales buceadoras a pulmón que pescan almejas.
Tras pasar nueve meses en Japón y ser recibido por los legendarios sogunes del clan Tokugawa, interesados en entablar una posible relación comercial con España, Vivero retornó sano y salvo a lo que hoy es México. Pero de la generosa hacienda que el San Francisco llevaba a bordo nunca más se supo.
Anteriores gobiernos municipales de Ónjuku, el pueblo que hoy ocupa el lugar cercano al naufragio, valoraron la carga del pecio en unos 7,5 millones de euros cuando infructuosamente intentaron que las autoridades de Chiba emprendieran la búsqueda de la misma a finales de los noventa. Los restos reposan supuestamente en aguas de Japón, país que no ha firmado la Convención de la UNESCO sobre Patrimonio Cultural Sumergido, por lo que el Gobierno español nunca ha pedido permiso para realizar una exploración.
Sin embargo, este año el misterio del San Francisco, que lleva 400 años durmiendo en el lecho marino, puede quedar resuelto. Una corporación japonesa de reciente creación llamada OCAA (Ocean Environmental Protection & Child Aid Association) ha contratado los servicios de James Whitaker y Asociados, una empresa de búsqueda de restos submarinos. OCAA, que engloba a varias empresas privadas, a la oficina de Turismo de Ónjuku y a su gremio de pescadores, está trabajando con Whitaker gracias a la intermediación del famoso cazatesoros Robert Marx, personaje que despierta reacciones encontradas y que en su día fue condecorado con la Orden de Isabel la Católica por el Gobierno español.
Desde hace un mes Whitaker está peinando la supuesta zona del hundimiento del galeón; la búsqueda del tesoro del San Francisco ya ha comenzado. "Hoy en día la gente oye 'tesoro' y piensa en oro y piedras preciosas", cuenta el propio James Whitaker. "Pero dudo que encontremos nada así porque según la crónica de Vivero, el barco se hundió en una zona de escasa profundidad y su parte superior quedó por encima del agua. Estamos hablando de unos ocho metros de profundidad, y eso me hace pensar que la gente de la zona, buceadores experimentados, se hicieron con todo el material imaginable del navío; toda la madera, todo el acero... Lo debieron utilizar para fabricar casas o herramientas, ya que todo eso no se podía conseguir en el Japón de 1609".
Se sospecha que de esos materiales hoy sólo queden, en manos de los ciudadanos de Ónjuku, parte del mástil y un jarrón, tal y como cuenta el documental del periodista colombiano Gonzalo Robledo Del naufragio a la amistad, que se verá este año en Casa Asia de Madrid y Barrcelona y que entrará pronto en el circuito televisivo.
"Si encontramos algo de valor entablaríamos negociaciones con las autoridades españolas", señala Whitaker, quien descarta que este caso pueda suponer un conflicto similar al de Odyssey. "Estoy muy tranquilo, este caso no tiene nada que ver. Como mucho podemos dar con uno o dos doblones". "Esto es sólo una preinvestigación", se apresura a recalcar Masahiro Yoshimoto, asesor principal de OCAA.
Lo que de momento sí ha encontrado Whitaker son los posibles lastres de la embarcación tras peinar una zona -"de un kilómetro de ancho por tres de largo, aproximadamente"- que ha acotado basándose en la crónica de Vivero. "Es un área difícil, donde el fondo marino presenta un corte muy abrupto. Pero la hemos cubierto con el magnetómetro, hemos realizado inmersiones y hemos encontrado estos posibles lastres. Ahora toca analizarlos, lo que nos llevará un mes. Así sabremos si lo que queda del San Francisco está en ese lugar".
¿Qué es entonces lo que la corporación japonesa y Whitaker esperan hallar? "Tenemos la esperanza de dar con restos de cerámica, por ejemplo. Con mucha suerte podemos encontrar un ancla que haya podido quedar atrás, aunque los propios españoles recuperaron la mayoría de ellas y también de los cañones. Nuestra intención es la de exhibir ese material en el pueblo de de Ónjuku. Y seguro que el Gobierno español estará encantado de participar en esa muestra", explica Whitaker, antes de añadir que las posibilidades de encontrar algo sustancioso "son solo del 5%". En cualquier caso, sólo el mar frente a la costa de Ónjuku sabe con exactitud los enigmas que viene guardando en su lecho desde hace ya cuatro siglos.
Babelia
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