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Crítica:ROCK
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Proporción equilibrada

Ariel Rot argumentaba sobre el escenario de Mirror que lo suyo debe ser un cincuenta por ciento de rock y otro cincuenta por ciento de roll. No es mala forma de escapar de la perenne sombra rollingstoniana que siempre ha marcado los lugares más comunes de la trayectoria de Tequila y Los Rodríguez, y que no siempre ha justificado por sí sola una carrera en solitario que, con momentos desiguales, no ha dejado de deparar agradables sorpresas. Porque es precisamente lo que él llama el roll lo que imprime carácter a algunos de los más memorables pasajes de su discografía, aquellos en los que levanta el pie del acelerador, escapa a la sota, caballo, rey e incurre en un detallismo sentimental de lo más jugoso: Dos de Corazones, Adiós, Carnaval y Una casa con tres balcones siguen siendo canciones mayúsculas, y las tres cayeron en Valencia.

Ariel Rot

Ariel Rot:voz y guitarra; Osvi Grieco:guitarra; Mac Hernández:bajo; Andrés Litwin:batería; Mauro Mietta:teclados. Mirror. Valencia, 14 de mayo de 2010

Por lo demás, la noche discurrió fiel a un guión en el que no faltaron la cumbia rock arrabalera marca de la casa (Papi dame la mano), los guiños al blues del Delta (Manos expertas) y algunos riffs de guitarra tan hercúleos como infecciosos (los de Vals de los recuerdos). Porque si de algo sirve la estupenda banda que acompaña a Rot en escena, además de para realzar los pasajes más notorios de Solo Rot (su último disco) o del resto de su carrera, es para subrayar su rol de brillante guitarrista, un aspecto no siempre enfatizado. El hispano argentino, que parece haber hecho un pacto con el demonio (a juzgar por lo bien que lleva sus recién cumplidos 50 años), coronó su actuación con la concesión nostálgica de rigor, un largo bis en el que no faltaron Milonga del marinero y del capitán, Dulce condena o una Hace calor (todas de Los Rodríguez) en clave de tango improvisado. Una larga propina que fue lo más prescindible de la noche, y que por momentos bordeó la extenuante jam session.

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