Teatro y activismo sin fecha de caducidad
Un grupo de intérpretes viaja por el mundo contando la historia de reconocidos defensores de los Derechos Humanos
La invisibilidad de quienes luchan por los derechos humanos se hace siempre visible cuando quienes gozan de la fama acceden a arrojar luz sobre ellos. Es así como desde hace ya casi una década los 51 activistas retratados en la obra del escritor chileno Ariel Dorfman Voces contra el poder: más allá de la oscuridad, basado en el libro homónimo de Kerry Kennedy, viajan contando su historia por todo el planeta reencarnados en intérpretes excepcionales como los que ocuparon el escenario el pasado lunes en el Public Theater de Nueva York. Allí estaban Meryl Streep, Viggo Mortenssen, Stanley Tucci, Marcia Gay Harden, Alfred Molina, Elias Koteas, Gloria Reuben. Paul Sorvino y Debra Winger. Todos ellos decidieron aceptar la invitación precipitada de Ariel Dorfman para participar en una representación benéfica destinada a recaudar fondos para la organización Habitat for Humanity, que utilizará el dinero para construir cerca de 10.000 viviendas para los damnificados por el terremoto de Chile.
"No es fácil conseguir intérpretes como estos de forma casi improvisada pero una semana después del terremoto decidí que tenía que ayudar a Chile de alguna manera y me puse manos a la obra" explicó un hiperactivo Dorfman tras la representación. Consultó con casi un centenar de actores para conseguir el casting ideal y con apenas tres horas de ensayos, sobre un sobrio escenario negro y con la guitarra del joven chileno Gonzalo Arias Contreras dando entrada a la representación, las voces Abubacar Sultan, que lucha en Mozambique por rehabilitar a niños soldado o Kailash Satyarthi, que rescata a los niños indios de la esclavitud, comenzaron a llenar la sala.
Ocho actores vestidos de blanco sobre el escenario interpretando a los activistas y dos vestidos de negro entre el público encarnando a los 'evangelistas del mal', entablan monólogos que van saltando de uno a otro. Los actores de negro hacen comentarios maliciosos o sarcásticos sobre los relatos autobiográficos de los activistas, que en muchos casos han sufrido arrestos, persecuciones y torturas. Sus discursos van confluyendo al final de la obra. "Si le doy la espalda al dolor ajeno y parto, me voy, ¿ quién hará este trabajo?" dice una voz. "¿Se necesitó coraje? Tozudez más bien se necesitó. Tozudez. Como una cuerda de metal muy adentro" grita otra voz. "No quiero hacerme pasar por héroe. Hice lo que tenía que hacer, eso es todo".
La obra de Dorfman está construida hilando las entrevistas que Kerry Kennedy, hija del senador Robert F. Kennedy (uno de los grandes activistas de la política estadounidense, asesinado en 1968) realizó en el año 2000 a 51 defensores de los derechos humanos que luchan en múltiples áreas y entre los que también había nombres muy conocidos como el sacerdote sudafricano Desmond Tutu, la premio Nobel de la paz Rigoberta Menchú y el juez español Baltasar Garzón. Ni a Dorfman ni a Kennedy se les escapa que Garzón se enfrenta en estos momentos a un posible proceso frente al Tribunal Supremo español por supuesta prevaricación en su intento por lanzar una investigación contra los crímenes contra la humanidad cometidos por el régimen franquista. "A lo largo de toda su carrera se ha atrevido a plantarle cara al poder y por eso lo incluí en mi libro. Ahora el poder trata de acabar con él. Pero es una persecución con motivaciones políticas y espero que en España se tomen medidas para frenarla" afirmó Kennedy a este diario. Ariel Dorfman añadió: "Esta obra tiene ya una década y desgraciadamente no caduca. Los temas que toca, esclavitud infantil, guerras, torturas han empeorado. A Garzón ahora se le persigue injustamente y con saña por tratar de investigar crímenes contra la humanidad. Y España será el hazmerreír del mundo si se atreve a procesarlo. A Digna Ochoa, una abogada mexicana incluida en el libro, la mataron en 2001. A nuestros personajes aún les están persiguiendo así que esta obra, desgraciadamente, nunca va a dejar de representarse".
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.