Antonio Saura , el amante del barroco y de los calamares fritos

Las primeras obras de Antonio Saura (Huesca, 1930-Cuenca, 1998) están fechadas en 1947. De ese mismo año arrancan también sus primeros escritos, una colección de textos indisolublemente unida a su producción plástica. Antes de enfrentarse al cuadro, Saura tenía por costumbre apuntar todo lo que se le ocurría y le inspiraba su obra:recortes de periódicos, reflexiones...Y todo ello lo llevaba a sus cuadernos, un gigantesco block de notas que ahora se edita conjuntamente en forma de libro y que constituye el catálogo definitivo de su obra hecho por él mismo. El libro es la primera obra editada en español por la Fundación que ostenta los derechos de reproducción sobre su obra. Editado conjuntamente con Lunwerg, se ha presentado en el Auditorio del Reina Sofía.

El volumen reproduce 371 obras representativas de todas sus grandes series en pintura, ilustración y grabado. De las obras hablan 91 textos y comentarios firmados por el artista junto a todo ese material que Saura consideraba su iconografía particular y que consta de recortes, anotaciones y fotografías.

Su hija Marina Saura, ha asegurado que su padre, un barroco ascético amante de los calamares fritos que se venden en el entorno del museo, hubiera estado feliz en este acto. "Este volumen recoge todo el trabajo esencial de mi padre. Desde que murió, hace 11 años, empezamos a trabajar en este libro. " Marina ha aprovechado para dar a conocer la pequeña Fundación, radicada en Ginebra, encargada de verlar por la obra de Antonio Saura, "una entidad pequeña con todos sus archivos, una colección de obra y la mayor parte de la gente que trabajó con él en vida".

El critico e historiador, Valeriano Bozal, amigo de Saura desde sus comienzos, ha afirmado que son muy pocos los artistas españoles cuya obra gráfica está acompañada por una obra teórica. "Todos sus escritos conforman un puzle riquísimo. Nos da la oportunidad de conocer a fondo a un artista que es ya un clásico dentro del arte español"