Una tormenta de 'punk rock'
Green Day arrasa en el Palacio de los Deportes con la presentación de su nuevo disco tras cinco años de ausencia
Frente a lo que pudiera parecer, veinte años de carrera y 66 millones de discos vendidos no han apaciguado la rabia de Green Day, el grupo de punk rock estadounidense que este martes por la noche, en el Palacio de los Deportes de Madrid, ha presentado su último trabajo discográfico, 21st Century breakdown.
Abanderados del punk underground que surgió en la costa oeste de Estados Unidos a finales de los ochenta y principios de los noventa, la banda formada por Billie Joe Amstrong -voz y guitarra-, Mike Dirnt -bajo- y Tre Cool -batería- ha cumplido la mayoría de edad en plena forma.
Los años oscuros que siguieron a la publicación de Nimrod -1997-, con una serie de álbumes intrascendentes, han quedado sepultados con los lanzamientos de la ópera punk American idiot, en 2004, y de su nuevo álbum, 21st Century breakdown, una obra que repite el modelo de disco conceptual.
La respuesta del público da a entender que Green Day ha acertado de pleno en sus últimas apuestas musicales. Sus conciertos se cuentan por llenos hasta la bandera y no sólo arrastran a viejos aficionados, sino también a un nuevo publico más joven, y sorprendentemente, mayoritario.
Lo mismo ha sucedido en Madrid, donde la velada arrancó al añejo ritmo que proponía Song of the century, seguido de esa descreída 21st Century breakdown que, además de dar nombre al álbum, critica con saña la ausencia de referencias saludables para las generaciones del siglo XXI.
Los gritos del respetable hacían retumbar el pabellón con cada gesto de Billy Joe Amstrong, y los decibelios escalaron en una progresión desenfenada cuando el cantante señaló que en el Palacio se habían reunido "todos los locos". "¡Levantaos!", espetó ocho veces hasta que consiguió que el pabellón obedeciera su orden.
Y entonces sonaron los acordes de la revolucionaria Know your enemy, durante la que Amstrong subió a una de las gradas del recinto para animar a la multitud a dar palmadas, y del ataque frontal a la "hipocresía" de la Iglesia cristiana que es East Jesus nowhere.
Holiday y la emocionante The static age dieron paso a Before the lobotomy, una sacudida instrumental con la que Green Day pretende despertar a una sociedad alienada.
Repaso a temas memorables
Con el acelerador pisado hasta decir basta llegó el momento para la clásica St. Jimmy, en la que un sonido más oscuro casó a la perfección con los efectos pirotécnicos que, durante toda la actuación, funcionaron como impecable complemento de las canciones.
Con la guitarra acústica colgada al cuello, y sentado frente al público en un momento de gran intimidad, Billy Joe Amstrong atacó Boulevard of the broken dreams, un momento para respirar justo antes de que otra composición memorable de Green Day, Hitchin' a ride, enloqueciera a los presentes.
Armado con una pistola de agua con la que mojaba a quien estuviera a su alcance, Amstrong dio la orden para que estallara la tormenta de garage que se plasma en Brain stew.
El repaso al pasado de la discografía de Green Day continuó con Jaded y Longview, que prepararon el terreno para lo que se avecinaba. Si para reconocer algunas canciones tres acordes son suficientes, con el himno generacional Basket case bastó con uno solo para provocar el éxtasis del público.
Tras She y King for a day, durante la que Amstrong enseñó la parte donde la espalda pierde su casto nombre, llegó el popurrí de versiones en el que tuvieron cabida temas como (I can't get no) Satisfaction o Stand by me.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.