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De hospital a campus social

Los pabellones modernistas de Sant Pau se restaurarán y se convertirán en un observatorio del Mediterráneo

El 1 de enero de 2012 darán comienzo las clases de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU) en las aulas instaladas en el pabellón de San Manel del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. Ese día se visualizará de forma clara el cambio de uso que se está produciendo en este hospital que en 2030 cumplirá sus primeros cien años de vida y que es Patrimonio de la Humanidad desde 1997. El primer Instituto de la Universidad de las Naciones Unidas que se abrirá en el Sur de Europa (y el décimo del mundo) estará dedicado a la Alianza de Civilizaciones y será un centro de creación y difusión de ideas para fortalecer la paz.

La UNU será una de las tres o cuatro instituciones internacionales que trabajan en el ámbito del Mediterráneo que abrirán sede en este recinto. Otro será la Organización Mundial del Turismo. Taleb Rifai, su secretario general visitó hace dos semanas la ciudad y el recinto de Sant Pau con la idea de establecer aquí un observatorio turístico y apoyar que Barcelona sea la capital del turismo mediterráneo. Mañana se inaugura el nuevo Hospital de la Santa Creu i Sant Pau que empezó a construirse a finales del 2000 en la parte superior (en la esquina de la calle Mas Casanovas y Sant Quintí) del recinto que han ocupado los pabellones.

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El edificio con forma de mano de cinco dedos pondrá fin al colapso arquitectónico que han vivido los edificios modernistas provocado por el aumento de la actividad hospitalaria, las sucesivas ampliaciones, la necesidad de incorporar nuevas tecnologías -visualizado, sobre todo, por los innumerables aparatos de aire acondicionado que ocupaban de forma anárquica las fachadas de los pabellones-, y el mal estado provocado por el envejecimiento de los materiales y sistemas constructivos. Desde mediados de junio enfermos y personal sanitario han ido trasladándose a las nuevas instalaciones.

Los quirófanos y el servicio de urgencias lo hará en septiembre y serán los últimos en mantener su actividad en los edificios construidos por Lluís Domenech i Montaner a partir de 1902 gracias al legado del banquero y mecenas Pau Gil i Serra. Pero los pabellones modernistas no se abandonarán a partir de mañana. El traslado de los enfermos ha dejado paso a obreros y restauradores que trabajarán para devolverles el esplendor que tuvieron en el momento de su inauguración en 1930. Para ello se aplicarán las recomendaciones que establece el Plan Director aprobado en diciembre de 2008 donde se marcan los criterios de intervención en todos los edificios con la intención de recuperar los elementos originales degradados y los espacios interiores de los pabellones haciéndolos compatibles con los nuevos usos.

Los trabajos, que se han dividido en dos fases, están previstos que se prolonguen ocho años y que se inviertan 178,3 millones de euros en todo el proceso. La primera fase de actuaciones se realizará entre 2009 y 2012, afecta a los 13 edificios del eje central del recinto y la red de túneles de un kilómetro de largo que los une por el subsuelo y que Domènech i Montaner creó para que los enfermos más graves no tuvieran que salir a la calle. Tras la reforma acogerán espacios para exposiciones y pequeños auditorios.

La segunda incluye dos pabellones, la antigua farmacia, las cocinas, la iglesia y la casa de Convalecencia y está prevista que termine en 2016. Ya han comenzado las obras. Se están desmontado las antiguas instalaciones y elementos estructurales no originales en 10 de los pabellones y se está rehabilitando el pabellón de Santa Apolonia, la cúpula del pabellón de la Mercè (que se hundió en 2004) y ha empezado a construirse el sistema de cableado de la red de telecomunicaciones perimetral que unirá todos los edificios.

Pronto empezarán los trabajos en el interior del edificio de entrada donde está situada la administración y en el cercano pabellón de Sant Jordi. La rehabilitación va paralela con la definición de usos de cada uno de los espacios. "Teníamos que ser ambiciosos como lo fueron los que decidieron crear un nuevo edificio a principios del siglo XX", afirma Gemma Sendra, delegada de la Molt Il.lustre Administració, el órgano de gobierno formado por seis administradores nombrados a partes iguales por las instituciones dueñas del Hospital: el Ayuntamiento, la Generalitat y el Capítulo Catedralicio.

Sendra fue nombrada hace un año con el encargo de dotar de un plan de futuro al recinto modernista después de perder su función original. Tras revisar proyectos anteriores, entre ellos un museo sobre la historia de la medicina y otro sobre el modernismo o ser sede de la Biblioteca Provincial de Barcelona, "se optó por definir un proyecto de futuro capaz de romper las fronteras del diálogo y de las disciplinas del conocimiento, y de reunir instituciones, proyectos, iniciativas y políticas en los ámbitos de la ciencia, la docencia, el mundo empresarial y los colectivos sociales", explica la gestora.

El nuevo Sant Pau "se refundará" según Sendra y "pasará a ser un campus de las ciencias sociales y el Mediterráneo". Sendra mantiene que "para conseguir este propósito había que evitar la urgencia". Por eso ha optado por ir cerrando la financiación de la reforma conforme se ultimaban los futuros usos que tendrán los edificios. En un año ha conseguido reunir 36 millones de euros aportados, sobre todo, por los fondos Feder de la Unión Europea, el fondo Estatal de Inversión Local y la Fundación del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau.

"Había que establecer un plan director, para saber cuales eran las necesidades de cada edificio, establecer unos criterios de intervención que respetaran el proyecto original al máximo y luego gestionar el contenido y plan de usos de los diferentes edificios". En los pabellones situados entre el convento y el edificio de quirófanos (La Mercè, Montserrat, Sant Manuel y Sant Rafael) se instalarán las cuatro o cinco instituciones internacionales como la UNU y el instituto de la OMT.

En los pabellones del Carme, La Puríssima y Sant Salvador lo harán redes de ámbito internacional como la Cruz Roja o la Media Luna (aunque Sendra no lo quiso confirmar) y los pabellones de Sant Leopold y el de operaciones se dedicarán a actividades culturales y a la divulgación del patrimonio de Sant Pau. Por último, en el Pabellón de la Administración se creará un servicio de atención al público, salas de reunión y se restaurará la biblioteca donde se instalará el archivo histórico del hospital. Los documentos que conserva son la historia de esta institución (y de la ciudad) creada en el siglo XV pero que ahora se reinventa para encarar su futuro.

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