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Palabras de despedida para Corín Tellado

En una ocasión se publicó que después de Cervantes, Corin Tellado era la autora mas leída en español. Alguna vez Mario Vargas Llosa dedicó palabras de respeto hacia su obra y la expansión que de nuestro idioma habría conseguido esa prolífica obra. A finales de la década del 90 del siglo pasado, una cadena de televisión privada intentó adaptar sus historias cargadas de sentimentalismo a la pequeña pantalla. El fracaso de tal aventura fue siempre motivo de amargura para esta autora. Asi la conocí en Oviedo, durante una entrevista para el programa La Ventana. Llegó acompañada de familiares, pequeña estatura pero imponente presencia; un abrigo de pieles, unos ojos incisivos, un acento de otra época, un andar de Agatha Christie y una sombra rodeándola: esa sensación que a pesar de ser el nombre más asociado a la escritura que generaciones y generaciones de latinoamericanos hemos conocido, el mundo literario siempre levanto murallas para impedirle acceso.

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Esas murallas son responsables de limitar el universo literario de Corin Tellado a lo que se llama "novelita romántica". Es innegable que sus obras remueven en los españoles aires de posguerra y franquismo. En mi casa de Caracas, nuestra tata Victoria Lorenzo aprendió a leer con esas novelas de Corín Tellado publicadas mensualmente en la revista Variedades. Y fue ese milagro, el que mi tata abandonara el analfabetismo lo que me llevó a leerlas también. Pronto descubrí que la señora Tellado escribía siempre sobre amores imposibles, mujeres engañadas por hombres peligrosos, pero también planteaba, a su manera, conflictos contemporáneos como el ascenso profesional de una mujer que siendo secretaria sabía que podía influir en las grandes decisiones de una empresa, a riesgo, claro, de enamorar al presidente de la compañía, por lo general casado con otra mujer que desdeñaba cualquier compromiso profesional. Si se consigue mirar estas historias mas allá del desdén hacia su posible cursilería, se encontrará un planeta de mujeres que luchan por ser reconocidas como personas en una sociedad que obstaculiza sin cesar esa posibilidad. Mi tata, Victoria, era una cocinera estupenda, pero era también alguien que deseaba conocer un gran amor. Al no encontrarlo, se enamoró tanto del Che Guevara como de Mohamad Ali y pese a eso jamás renunció a su novela de Corín Tellado. Comprendo que encontraba en ellas una universalidad del sentimiento que sus obras manejan sin ningún pudor y que muchas veces se le ha intentado encarcelar en la desdeñosa palabra "Cursi". A ella no le hacía asco, cuando nos conocimos en esa entrevista radiofónica, se sonrió mirándome a los ojos: "No es que lo cursi sea malo, es que la gente le tiene miedo". La frase me marcó, pensé que se refería a que todos tememos la desnudez de nuestros sentimientos y bajo ese premisa intenté leer alguna de sus múltiples novelas. Y me encontré una asombrosa habilidad para ofrecer algo nuevo en cada historia y surcar todo el panorama posible de emociones humanas. Las mujeres de su obra se enfrentan al aborto, ser madres solteras, adulteras castigadas o triunfadoras, trabajadoras sometidas a distintos tipos de acoso o bullying, emigran hacia grandes capitales o intentan integrarse a culturas mas desarrolladas. Besan o conocen la frigidez, "un tema en el que he sido pionera", me confesó en esa misma entrevista. Descubren el orgasmo como liberación pero entienden de inmediato que su disfrutE puede acarrearles nuevos obstáculos en el mundo machista. Si, incluso rozan la homosexualidad femenina, aunque es más probable encontrar caballeros que opten por engañar a sus esposas ocultándoles sus verdaderas inclinaciones. Toda pasión, con o sin nombre, aparece en las páginas de las obras de Corín Tellado. Al leerlas uno puede descifrar la impecable estructura: planteamiento, desarrollo, final feliz, en muchos casos o final abierto, en las obras de la década del setenta para acá, como si la excesiva modernidad hiciera mas descreída a su lectora y Tellado entendiera que su obra necesitaba ir al paso de los días. Cada historia tiene precisión matemática: nunca más de 76 paginas. Y es esa permanente extensión lo que contribuye a observar sus obras como modernas. Cada vez mas admiramos obras breves y Tellado era una experta implacable de ellas.

"Es triste que el proyecto de las telenovelas sobre mis obras no haya prosperado" me decía en aquella entrevista. "Mira que me lo han pedido veces y años. Pero mi explicación es que yo no escribo para que me vean y me escuchen a través de otros. Yo escribo para que me lean y esa actividad sea como un secreto, un misterio entre mis lectores y yo". Era una gran apasionada de Asturias, miembro de una serie de obras benéficas y muy activa en las celebraciones de distintas Ferias del Libro tanto en Oviedo como en Gijón. Una vez hablamos por teléfono por algo que había escrito sobre ella. 2Quiero agradecerte tu respeto", me dijo y lamenté mucho entender que esa palabra le fuera tantas veces negada por el mundo editorial en español.

Boris Izaguirre es autor de "Y de repente fue ayer" de Editorial Planeta.

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