_
_
_
_
_

Selección de aforismos de Gerald Brenan

Alfama publica en febrero 'El', libro inédito del escritor inglés

Secuencia de pensamientos autobiográficos

- Cuando se enamoraba lo hacia con la cabeza y desde ahí derivaba, de manera lenta, hacia sentimientos físicos, pero cuando se sentía atraído hacia una chica por su cuerpo quería sexo de manera inmediata. Esto sólo ocurría con aquellas entre los quince y los veintidós años. Debido a su educación, consideraba que mantener relaciones sexuales con una mujer educada de más edad era algo contra natura, a menos que él se hubiera comprometido primero a enamorarse por completo de ella. No, no era normal en estos temas porque cuando era joven las relaciones entre hombres y mujeres tampoco eran normales.

- A menudo, él no sabía con exactitud lo que pensaba hasta que lo anotaba. Hablar, para él, era principalmente una manera de ensayar cosas, y sus pensamientos iniciales eran raramente los finales.

Más información
Los otros laberintos de Gerald Brenan

- En cierta ocasión, él planeó una novela con el mismo tono de Las almas muertas, en la que todas las personalidades que aparecían representaban diferentes facetas de él mismo. Estos eran:

1. El excusador cuya conversación es una larga excusa por no ser lo que le gustaría ser.

2. El que presume de sus propias malas cualidades y que, al haber descubierto en sí mismo una tendencia a presumir, lo hace a la inversa.

3. El hipocondríaco que a pesar de gozar de buena salud, siempre está descubriendo nuevos síntomas en sí mismo para explicar porqué su mente no es más lúcida.

4. El conciliador, el que adopta un tono halagador calificando cada comentario con adverbios y adjetivos.

5. El hombre con balbuceo mental que es incapaz de organizar sus ideas en una conversación o relatar una historia con coherencia.

6. El hombre despistado que se cae de la conversación porque no puede mantener su mente en ella y luego la interrumpe ya que, si no dice de forma inmediata lo que le viene a la cabeza, lo olvidará.

7. El buscarruidos, al que tanto le gusta poner el dedo en la llaga, con amabilidad, en los defectos del amigo.

8. La persona que contradice opiniones con las que está en buena parte de acuerdo, buscando una visión de las cosas más justa y objetiva.

- Él prefería hablar de sí mismo antes que no hablar nada. Él entendía que un ejemplo nacido de su propia experiencia arrojaría algo de luz sobre lo que estaba diciendo, ya que es nuestra propia experiencia lo que conocemos mejor. Pero otras personas sólo notaban su egocentrismo.

- Su guía en toda esta confusión mental era el estilo. Sólo aferrándose al estilo cuando escribía, podían brotar sus pensamientos de la cueva en los que se escondían, y ser claros y coherentes. Era como un hilo que devanaba de él para guiarlo por las nieblas, pero sólo le servía cuando estaba escribiendo.

- Sufría un bloqueo mental con el dinero. Una consecuencia de esto era que no podía recordar números o precios, o realizar el cálculo mental más simple. Esto lo hacía ser cauteloso. Por el miedo a verse entrampado nunca pedía préstamos o sobregiraba su cuenta corriente.

- Tanto en el trabajo como en otras actividades era poco competitivo. Cuando jugaba a un juego le daba igual perder, pero si le importaba jugar mal. Nunca se acercaba a mujeres que tenían hombres a su alrededor, ni se peleaba. Carecía de instintos agresivos y si no se llevaba bien con algunas personas, las evitaba.

- Anteponía su independencia sobre todo. Así, reaccionaría contra cualquier grupo de personas o sistema de ideas en el que se encontraba que estaba siendo enredado. Tan pronto se veía adoptando una actitud demasiado dura en cualquier materia, él enseguida comenzaría a cuestionarla. Las únicas cosas que nunca se cuestionaba eran ciertos valores morales y estéticos, pues estos provenían de alguna parte profunda de su naturaleza.

- Cada mañana se levantaba sintiendo que no sabía nada y esto le infundía una gran pasión por la autodidáctica. Libros, libros, libros: quería saber y comprender. ¿Por qué no podría leer en griego antiguo y persa? ¿Por qué era tan ignorante respecto a la historia? ¿Por qué se olvidaba de prácticamente todo lo que leía?

- Durante un periodo posterior de su vida adoptó un lema: «nunca escandalizar, nunca presumir, nunca quejarse, nunca preocuparse y mantener los escritorios despejados». En los escritos su fórmula era: «cortar, simplificar, escoger los adjetivos con cuidado y mantener la fluidez del ritmo».

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_