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Teatro

'Miles Gloriosus': ¿realmente fue un éxito?

El Festival de Mérida estrena la obra de Plauto con Pepe Viyuela y José Sancho al frente del reparto

El Festival de Teatro de Mérida vivió la noche del pasado miércoles, en el transcurso del estreno de un montaje al que llamaron Miles Gloriosus, cuya obra pretendidamente era de Plauto, algo que en las plazas de toros de Las Ventas y de La Maestranza ocurre con asiduidad los fines de semana. Cuando turistas e ilusionados por poder asistir a esos ruedos emblématicos sacan el pañuelo después de cada faena y solicitan con ahínco orejas, rabo y lo que haga falta con tal de convertir su tarde de feria en algo excepcional y ante el cabreo de los aficionados a los que no les gusta que el rigor, que es el que termina prestigiando al público y a los que están en el ruedo de esas plazas, se lo pasen otros por los abanicos y las grandes tragaderas.

Lo cierto es que la mayoría de las más de dos mil personas que asistieron al estreno de este Miles Gloriosus, versionado hasta la saciedad por Juan Copete, rieron, jalearon y terminaron en pie aplaudiendo este montaje que, a los que no les hizo gracia ni ovacionaron, encontraron empobrecedor y empobrecido. Un espectáculo en el que sí hubo de positivo que, a pesar de todo, fue defendido con uñas y dientes y todo su buen oficio por los tres actores principales: Pepe Viyuela (el soldado fanfarrón y engañado), José Sancho (el esclavo astuto y pícaro que aquí hace las veces de narrador) y Cesáreo Estébanez (el anciano dispuesto a jugar a favor del amor).

Éxito de taquilla

Parece ser que la asistencia y la venta de entradas va mucho mejor que con otros títulos de la programación, encabezados por prestigiadísimos directores como Theo Terzopoulos, Mario Gas, Jorge Lavelli..... La reflexión es dura de hacer, porque si cuesta aceptar que en televisión ciertos programas que todos tenemos en mente se lleven las máximas audiencias, en teatro y en un festival grecolatino, como éste, es quizá aún más terrible de asumir que se lleve el gato al agua, y no es la primera vez, la propuesta más ofensivamente populista y barata.

Plauto fue un gran comediógrafo que se puede situar en la antesala de lo que fueron posteriores comedias pícaras, de enredo, vodeviles, algo que se trata de poner de manifiesto en este montaje.

El responsable de la versión, Copete, que no ha demostrado en esta ocasión que es un solvente dramaturgo, y el director, Juan José Afonso, durante décadas un interesante productor que ha descubierto no hace mucho su nuevo oficio, llenan de carencias este Miles Gloriosus plagado de innecesarios aggiornamentos.

La acción pasa de estar en Grecia a Emérita Augusta (Mérida) en el siglo V a.c. y los chascarrillos y guiños con las gentes de esta ciudad son continuos, así como las morcillas marcadas por los anacronismos. Todo es una carga excesiva para este Miles Gloriosus, la comedia más popular de Plauto, junto con Anfitrión, a pesar de lo cual sólo se ha representado en otra ocasión, hace 19 años, en el Festival emeritense.

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