¿Qué secreto esconde la máscara del actor Josep Maria Pou?
Elisabet Cabeza y Esteve Riambau se convierten en la sombra del actor para descubrir, en su nuevo documental, qué sucede cuando deja un personaje y se mete en la piel de otro
Durante siete meses los directores de cine Elisabet Cabeza y Esteve Riambau se han convertido en la sombra de Josep Maria Pou para descubrir en su nuevo documental Màscares, que se estrenará en enero del próximo año, qué sucede en la vida de un actor cuando deja un personaje y se mete en la piel de otro. Por primera vez en España, según han explicado en conferencia de prensa los tres protagonistas de este proyecto, se realiza un largometraje de estas características, en el que un gran intérprete pone en evidencia la técnica y las rutinas del teatro, así como las fronteras entre su vida personal y la imagen que proyecta.
La idea surgió de Riambau cuando se puso al frente, por primera vez en su vida, de la dirección de una obra de teatro como Su seguro servidor: Orson Welles, que actualmente Pou escenifica en el teatro Romea, dentro del marco del festival Grec. El director de cine ha señalado que en seguida pensó que todo lo que sucedía entre bambalinas podía ser objeto de filmación y habló con Pou de la iniciativa, que aceptó a la primera, y que hoy ha elogiado, a pesar de reconocer que también ha habido momentos de "crisis" durante el rodaje.
"No me he enterado del proyecto"
El documental se inicia en San Sebastián, donde Pou acabó en invierno del año pasado la gira de más de dos temporadas de la premiada obra de teatro La cabra, y prosigue por las calles y los teatros de Barcelona, en los que el artista empieza a ensayar su ejecución del personaje de Orson Welles. "La verdad -ha dicho el actor- es que no me he enterado del proyecto, porque no he interpretado a ningún personaje. No he hecho absolutamente nada, más allá de lo que hago habitualmente en mis procesos de ensayo y de preparación de un nuevo personaje".
A pesar de esta contundente declaración, Josep Maria Pou ha acabado reconociendo que ha llevado a cabo un "ejercicio de impudor" que, por ejemplo, permitirá al espectador conocer que no puede estudiar solo en casa y en silencio, prefiriendo las calles de la ciudad para desplazarse con el guión en las manos, mientras va cambiando su piel y transformándose en un nuevo animal escénico. Nunca, durante los meses que ha durado el proyecto, ha querido caer Pou en el histrionismo y hoy ha advertido de que "he abortado cualquier tentación de hacer el número ante la cámara, porque de lo que se trataba era que ésta capturara la verdad".
Pasadas las 24 horas se olvidó de la oresencia de las cámaras
De todas maneras, ha agregado que pasadas las primeras 24 horas se acabó olvidando de que había cámaras a su alrededor, pidiendo únicamente una vez que se apagaran porque no podía concentarse para encontrar la voz de Welles, en los largos monólogos que pronuncia en su actual trabajo en escena. Elisabet Cabeza ha explicado que los límites de la filmación "los marcaba siempre el trabajo alrededor de la obra de teatro sobre Welles", aunque el documental muestre, también, algunas estancias del domicilio particular del actor o una conversación en una cafetería entre éste y el director teatral Calixto Bieito.
Elisabet Cabeza y Esteve Riambau ya trabajaron juntos en el largometraje La doble vida del faquir, de 2005, en la que sitúan la acción en un colegio de Sant Juliá de Vilatorta (Barcelona)donde en el año 1937 un cineasta en la clandestinidad y niños huérfanos disfrazados de sultanes y exploradores rodaron una exótica película de aventuras.
Babelia
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