"No me refiero a que te llamen 'mariquita' sino a auténticas burradas"
Hecheres Beltrán, ganador del VIII Premio Odisea de Literatura, publica su segunda novela, 'Billete de ira y vuelta', una obra sobre el acoso escolar a homosexuales
"Oscuridad. Las luces se habían apagado". Y la angustia empieza a apoderarse de nuestro protagonista. Encerrado en un vagón, sufre un episodio de claustrofobia, una secuela del acoso escolar que vivió en su adolescencia por su condición de homosexual. "No me refiero a que te llamen 'mariquita' sino a auténticas burradas", confiesa el joven escritor Hecheres Beltrán (Santa Cruz de Tenerife, 1978), que elige como punto de partida para su segunda novela, Viaje de ira y vuelta, una experiencia personal para construir una historia ficticia "con la que pueden sentirse identificados el 95% de los homosexuales".
El hostigamiento que padecen muchos gays y lesbianas en su adolescencia puede imprimir en el subconsciente una rabia que permanece dormida durante mucho tiempo, hasta que se emprende el viaje hacia las raíces. "Me da mucho coraje cuando se habla del acoso escolar como un mal de la sociedad actual. Ha existido toda la vida", explica Beltrán, que teje su obra a partir de una persona que regresa a su pueblo tras haber pasado mucho tiempo fuera "porque los malos recuerdos le impiden volver". No sólo habrá de enfrentarse a su familia sino a su pasado en la escuela y en el instituto
"Es un viaje duro porque aviva sentimientos olvidados. La ira estaba dormida y ahora despierta", sugiere el creador, que describe un camino que termina en venganza. "Para mí este libro es como una venganza, porque ha pasado", reconoce sin reservas, si bien se plantea el dilema moral de la justificación de la revancha. "Nadie tiene el poder para vengarse, hay que saber controlar la ira", añade, sin descartar la necesidad de profundizar en las circunstancias que pueden empujar a la vendetta.
Ganador del VIII Premio Odisea de Literatura con su opera prima, Cruzando el límite, Hecheres Beltrán retoma la homosexualidad como marco de su relato: "En la primera novela también partía de una vivencia propia, un chico gay de pueblo que llega a Madrid y descubre otro mundo, bueno y malo al mismo tiempo. Ahora el viaje es en sentido contrario, hacia la infancia".
Sin limitarse en cuanto a géneros, mira a sus obras futuras con la intención de que haya siempre un personaje homosexual, "porque es la realidad, existimos y hay que reflejarlo en el arte, pero no como el gay gracioso que suele salir en las series de televisión y en las películas", aclara el escritor con la convicción de que "la literatura contribuye a normalizar la situación de los homosexuales y a ofrecer referentes a los jóvenes".
Babelia
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