El Teatro Romano de Sagunto debe volver a ser ruina
El Tribunal Supremo desestima el recurso del Ayuntamiento de la población valenciana y confirma el derribo de la restauración
La polémica restauración del Teatro Romano de Sagunto se deberá derribar en el plazo de 18 meses. Una sentencia del Tribunal Supremo (TS) así lo ha dictaminado al desestimar el último recurso interpuesto por el Ayuntamiento de la población valenciana. El litigio ha durado 17 años. Se levantarán las placas de mármol que se superponen a la anterior piedra de las gradas y se demolerá el muro de cierre de la escena hasta una altura de 1,20 metros. Es decir, desaparecerá el escenario reconstruido y el teatro recuperará su aspecto ruinoso anterior a la intervención diseñada por los arquitectos Giorgio Grassi y Manuel Portaceli.
El Supremo confirma así la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV) de 2003 y recoge que el Ayuntamiento y la Generalitat estuvieron de acuerdo en que las obras de reversibilidad son posibles, y por lo tanto, el fallo es ejecutable. La Generalitat debe ejecutar la sentencia, que acarreará un coste de millones de euros.
El TSJCV consideró ilegales las obras en función de la Ley de Patrimonio Histórico Español de 1985. Estimó que se trataba "de una reconstrucción sobre las ruinas auténticas". El teatro se construyó en el siglo I y sufrió múltiples modificaciones a lo largo de su historia.
Litigio iniciado por un ex diputado autonómico del PP
El abogado y ex diputado autonómico del PP Juan Marco Molines inició el litigio en 1993 contra la intervención decidida por la Generalitat, a la sazón gobernada por Joan Lerma, del PSPV-PSOE. Desde entonces, el teatro romano ha formado parte del debate político y arquitectónico. "Se acabó la posibilidad de recursos", ha declarado un satisfecho Marco Molines. El PP valenciano hizo bandera contra la intervención, si bien con los años la campaña fue perdiendo fuerza conforme la Generalitat, gobernada a partir de 1995 por los populares, dotaba de uso cultural al recinto. El teatro romano se convirtió en una patata caliente que se ha ido eternizando en recursos. El Supremo ha desechado ahora el argumento de que la reversión imposibilitaba "el uso cultural continuado" y ha echado por tierra la opinión extendida de que, guste o no, demoler el teatro ahora es un gasto innecesario.
El alcalde de Sagunto, Alfredo Castelló, del PP, señaló que "ahora simple y llanamente habrá que cumplir lo que dice la sentencia". La diputada socialista Ana Noguera ha preguntado al PP por qué considera inejecutable una sentencia que obligaba a derribar las nuevas gradas del estadio de Mestalla y, sin embargo, sí "quieren destrozar" el teatro romano.
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