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Esperanza Aguirre "despide" a Juan Navarro Baldeweg del proyecto del Teatro del Canal

El prestigiado arquitecto ganó un concurso internacional, convocado por Ruiz-Gallardón y Alicia Moreno, para poner en pie un espacio único para las artes escénicas

El arquitecto y artista plástico Juan Navarro Baldeweg, se ha quedado atónito tras recibir el pasado día 18 un burofax (documento con valor notarial) en el que el Canal de Isabel II y su director gerente Ildefonso de Miguel, que dependen del gobierno de Esperanza Aguirre de la Comunidad de Madrid, le comunican que le rescinden los contratos por los que se le encargó el proyecto y la dirección de la obra para la construcción del Teatro del Canal, así como el que se le facultaba para realizar las obras de los equipamientos escenotécnicos de dicho espacio. El Teatro del Canal, prácticamente terminado, se ha puesto en pie por este prestigiado arquitecto a raíz de que en el año 2000 ganara su proyecto un concurso internacional convocado por el entonces presidente de la Comunidad Alberto Ruiz-Gallardón y su consejera de las Artes Alicia Moreno.

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Navarro Baldeweg está más asombrado aún porque antes de ejecutar esta medida, que considera gravísima y con la que se hace "un daño inconmensurable a mí y al ciudadano", no ha mediado conversación alguna, llamada o notificación por parte del Canal.

Se muestra también más que indignado porque en el documento se le llega a decir que su proyecto "ha adolecido de importantes defectos, carencias e imprevisiones, que podrían implicar desviaciones presupuestarias y de plazo de ejecución que no son aceptables".

Según Navarro Baldeweg gran parte de los retrasos se deben a que el Canal adjudicó, vía concurso, el proyecto de equipamientos escenotécnicos (cuyas obras asume el arquitecto del proyecto general) a una empresa que lo ha realizado sin conocer lo construido por Navarro Baldeweg, quien tampoco participó en la redacción de ese proyecto ni en la adjudicación del mismo, por lo que los equipamientos previstos se han tenido que corregir continuamente para adaptarlos al proyecto original. En ningún momento hubo coordinación entre el proyecto de obra y el de equipamientos, según el arquitecto.

"¿Si somos tan malos cómo es que se nos ha contratado en mayo de este año para una fase posterior de la obra de la que no somos autores ni hemos coordinado?", se preguntan el arquitecto responsable del proyecto y Jaime Bretón, su mano derecha dentro del equipo de arquitectos del estudio de Navarro Baldeweg.

Con el fin de aclarar y contestar a la graves acusaciones Navarro Baldeweg deja claro que bajo su responsabilidad se llevó a cabo el proyecto hasta donde se le dijo que tenía que llegar: "A partir de ahí hemos avisado en repetidas ocasiones que faltaban cosas para finalizar el proyecto y no se nos han encargado a pesar de que les hemos informado puntualmente de las carencias que había y que se debían subsanar", comenta el arquitecto quien ayer por la mañana llevó los contratos y planos que tuvieran que ver con este proyecto a la caja fuerte de un notario y a partir de ahí pondrá el asunto en manos de sus asesores jurídicos.

"Queríamos hacer el mejor teatro de España, ese es el único objetivo de esta operación; las obras del proyecto civil están ralentizadas por la constructora y las de equipamiento una vez resueltas todas las deficiencias que había, pueden coger un ritmo que posibilitaría terminar todo antes del verano de 2008", sostiene Navarro.

Según fuentes del Canal de Isabel II el proyecto de Navarro Baldeweg costará un 25% más de lo previsto inicialmente. Una desviación que consultados otros arquitectos ven más que normal en una obra que supera los 30.000 metros cuadrados. Otros grandes proyectos arquitectónicos se desvían aún más, como ese 300% que se ha desviado el proyecto del Palau de las Arts (cerrado por las inundaciones) de Santiago Calatrava, cuyo presupuesto inicial de 80 millones de euros ha llegado a los 332.

Fuentes del Canal de Isabel II afirmaron ayer que en las obras del Teatro del Canal había más de 300 defectos, carencias e imprevisiones. Hablaban de que la cantidad de vigas proyectadas han sido insuficientes, de calefacciones no previstas, de 600 metros cuadrados de madera para envolver la sala pequeña que se han convertido en 6.000…." También dijeron que a partir de ahora se ocupará del proyecto el departamento de arquitectura del Canal de Isabel II "con el fin de que lo terminen a mediados de 2008 y se pueda inaugura en otoño", comentaron dichas fuentes, las mismas que afirmaron sin titubear que en el proyecto de equipamientos no ha habido desviación alguna y "va bien". Bretón informa que dicho proyecto se adjudicó para una obra de 11 meses en abril de 2006 y a fecha de hoy sólo están ejecutadas el 25% de las obras. Bretón recuerda que el proyecto de su estudio para la sala pequeña (el teatro cuenta con dos salas) terminaba en un tubo por el que saldría el aire, ya que es un teatro versátil y no podían incluir la climatización. "El proyecto nuestro no tenía nada de nada porque no somos adivinos e ignorábamos como serían los equipamientos, todo esto está siendo un disparate".

Cuando el proyecto de Navarro Baldeweg se puso en marcha, todos los aspectos de asesoría teatral y técnica escénica recayeron en un principio sobre José Luis Tamayo, prestigiado y reconocido director técnico que se reunía constantemente con Navarro Baldeweg y su equipo: "Como mínimo todos los jueves tres horas", apunta Bretón. Pero le echaron tras el cambio gubernamental de Ruiz-Gallardón a Esperanza Aguirre. Se contrató a un nuevo asesor teatral que nunca ha ido a la obra "al igual que Esperanza Aguirre, que nunca ha venido", dice dolido Navarro Baldeweg quien piensa que se ha hecho un daño inconmensurable l ciudadano y también a él: "Nunca fue deseado este teatro por este gobierno, es la primera vez en mi vida que me encuentro con que la propiedad no quiere su proyecto, todos sabemos y lo llegaron a decir que se querían deshacer del teatro desde que llegaron, por mi parte sólo puedo decir que siempre he tenido el deseo muy grande de que la obra tenga el máximo nivel para que sea un complemento al Teatro Real y al Auditorio en esta ciudad", y añade, "siempre me he marcado ese nivel de excelencia", afirma el arquitecto quien recuerda que ha trabajado con verdaderas dificultades porque esta es la hora que los propietarios del teatro no saben nada acerca del futuro usuario del mismo, nadie habla de que dentro del teatro hay once salas para crear un Centro Coreográfico, "tan necesario para nuestra ciudad…, la sensación de soledad ha sido absoluta, nunca en mi vida me había pasado algo así, lo que han hecho es muy serio y muy gordo, porque este teatro no es sólo mi proyecto es un asunto cultural que despierta un interés enorme", dice. El Colegio de Arquitectos está preparando una exposición sobre el proyecto de Navarro Baldeweg del Teatro del Canal.

El arquitecto inauguró, el mismo día que le llegó el burofax, una elogiada exposición de pintura en la galería Marlborough de Madrid: "Ayer [por el jueves] fue un día muy feliz para mi, entre otras cosas porque mi mujer me ocultó durante horas esta horrible noticia…, detesto la idea de un conflicto". Preguntado sobre si él pensaba si Aguirre sabía quien era él, sólo contestó: "No lo sé, lo que sí sé, es que se ha hecho un daño enorme a la institución cultural de la arquitectura y que este teatro, desde que llegó esta señora, ha sido un hijo no querido".

Lo curioso es que tal y como demuestra con documentación Navarro Baldeweg muchas de las cosas que le achacan al proyecto base son responsabilidad del proyecto de equipamiento escenotécnico del que no es responsable el arquitecto, desde cuyo estudio recuerdan que quien hizo el proyecto escenotécnico no conocía el proyecto base, por lo que difícilmente podían anticiparse a algo que no sabían como sería. Como ejemplo Navarro Baldeweg señala que es lo mismo que si alguien encarga a un decorador de interiores decorar la casa, pero no le da los planos ni le dice como es la vivienda. También recuerdan que es un edificio sin licencia de actividad con lo que han estado sometidos y expuestos a todos los cambios normativos que se han producido desde el año 2000, muchos de ellos emanados de la propia Comunidad Autónoma de Madrid, como algunos de protección de incendios que tuvieron que asumir porque era obligatorio y posteriormente fueron normas derogadas: "En lo relativo a incendios todo cambió especialmente tras el incendio del edificio Windsor", señalan desde el estudio de Navarro Baldeweg.

Por su parte Carlos Hernández Pezzi, presidente del consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, comentó ayer, tras conocer la noticia, que ha sido una constante que la élite de su profesión sea objeto de muchos acosos, situaciones injustificadas y maltratos. "En este caso afecta a uno de los máximos exponentes de la arquitectura española; desde el punto de vista jurídico y administrativo existen muchos cauces a los que acudir antes que rescindir el contrato a un profesional de tanto prestigio, esto es una especie de castigo con el que no se ve sólo perjudicada la obra, sino también el prestigio y la capacidad del propio arquitecto y me cuesta creer que un arquitecto de la talla de Navarro Baldeweg, que ha hecho cosas de gran importancia, se vea vejado de esta manera sin buscar una solución de diálogo y concertación", comentó Hernández Pezzi quien dejó claro que el consejo que preside no sólo está para defender a los arquitectos en su ejercicio sino también para alzar la voz en estos atropellos.

Hernández Pezzi señaló sobre la obra de su colega: "Tiene un sello tan personal , tan de madurez, es tan espléndida y está en un sitio tan importante para la historia urbana de Madrid que dejar el teatro descabezado supone una ruptura con la dignidad que Madrid se merece" y añadió, "también está por medio un asunto de propiedad intelectual que en el caso de los arquitectos es también patrimonio colectivo, y el sello que le da a la ciudad de Madrid tener esa obra de Navarro Baldeweg es tan importante para nuestra ciudad como la firma de Gehry en Bilbao y que salga esto ahora cuando faltan meses para ser terminado, y de manera humillante, demuestra poca agilidad en la administración que esté actuando ahí".

Por su parte Juan Miguel Hernández de León, director de la Escuela de Arquitectura de Madrid, presidente del Círculo de Bellas Artes y catedrático de composición arquitectónica afirmó "Me parece indignante; El Teatro del Canal es una de las obras más importantes que se realizan en Madrid, y sólo desde la insensibilidad cultural se puede ignorar la valía internacional de una arquitecto como Juan Navarro Baldeweg; me gustaría saber los resultados de otras obras que se han confiado por la misma administración a Norman Foster o Zaha Hadid".

Se da la circunstancia de que el Teatro del Canal es un proyecto conocido internacionalmente ya que ha sido publicado en las más prestigiosas revistas de arquitectura y está considerado como uno de los grandes proyectos arquitectónicos españoles.

Historia de un teatro

Cuando a finales del siglo pasado el entonces presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, nombra Consejera de las Artes a Alicia Moreno, profesional ligada al mundo escénico desde su más tierna infancia (es hija de la actriz Nuria Espert y el productor Armando Moreno, hermana de la bailarina y actriz Nuria Moreno y madre de la actriz Bárbara Lluch), ésta le pide crear un espacio teatral con el que potencialmente se pudiera proyectar internacionalmente a Madrid. Entre sus argumentos está el hecho de que España ha hecho un gran esfuerzo en los teatros de los siglos XIX y XX, pero habla de una carencia total de espacios nuevos creados desde la concepción del teatro ya que se planteaban auditorios, pero no proyectos específicos (aún no existía el Teatro Valle Inclán de Angela García de Paredes e Ignacio García Pedrosa).

Gallardón le enseña el solar elegido en la esquina de la calle Cea Bermúdez con Bravo Murillo el 19 de mayo de 1999. Ella se entusiasma y se convoca un concurso internacional de proyectos a través de la empresa pública Arproma, para que participen arquitectos españoles y extranjeros.

Navarro Baldeweg lo ganó por unanimidad, se le encargó el proyecto de ejecución y se rodea de los mejores equipos técnicos que hay en España, como por ejemplo Julio Martínez Calzón en el caso de la estructura.

A petición de Ruiz-Gallardón, quien financia el proyecto es el dueño del solar, el Canal de Isabel II, entidad que no sólo ve truncado su deseo de llevar a cabo un operación especulativa ya que tiene que aportar el solar para otro uso, sino que además tiene que financiarlo. El Canal obedeció, pero nunca les gustó el proyecto, como lo pusieron de relieve cuando se va Gallardón en diciembre del 2003, época en la que el Teatro del Canal lleva las obras avanzadas sin desviaciones sustanciales ni de presupuesto ni de fechas.

Cuando llega Esperanza Aguirre a la Comunidad lo primero que dice es que el Teatro del Canal es muy costoso e intenta deshacerse de él. Pero se le recuerda que en su programa electoral llevaba este proyecto escénico (concretamente en la página 242) y las obras del mismo están avanzadas. Recapitula y dice "a los madrileños les interesa que haya un nuevo teatro en su barrio", ignorando la repercusión internacional de ese proyecto.

Ya para entonces se sabe que este centro escénico contará con un teatro a la italiana de 900 butacas, una sala polivalente cuya capacidad oscilará entre 400 y 800 espectadores y un centro de danza con 11 salas. Tanto el proyecto de obra de Navarro Baldeweg, como el proyecto de equipamiento técnico y escénico estaban dotados, el pasado año 2006, en 88 millones de euros para un total de 35.520 metros cuadrados en los que se ha empleado hormigón, granito, acero y cristal.

Ignacio González, vicepresidente de la Comunidad de Madrid y presidente del Canal de Isabel II declaró el año pasado al diario El País que en un principio su gobierno, y sobre todo él, no acogió bien este proyecto: "Proyectos de esta envergadura no deben ser el objetivo del Canal", apunto González quien dejó caer que le hubiera gustado que la sala grande tuviera el doble de aforo: "pero nos la hemos encontrado así". Sobre este mismo asunto el mundialmente conocido escenógrafo Ezio Frigerio, comentó cuando se le enseño el teatro en una visita a Madrid: "La sala grande tiene un aforo perfecto, está en el límite para poder hacer teatro con la voz sin amplificar y que el gran valor de ese proyecto era que no necesitara amplificación".

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