El pop crítico de Eduardo Arroyo regresa a Madrid
Una galería repasa la obra de este genio contemporáneo a través de 40 de sus mejores obras
La galería Álvaro Alcázar de Madrid (Hermosilla, 58), acogerá en septiembre una ambiciosa muestra del irónico, desenfadado e iconoclasta Eduardo Arroyo (Madrid, 1937). Bajo el título Anónimos Sominona, el reconocido pintor presentará 40 obras, tanto lienzos muy recientes -óleos sobre lienzo de 2006 y 2007- como obras que datan hasta de 1974 hasta la actualidad. La estrella de la exposición, que abrirá sus puertas el 12 de septiembre, es uno de sus conocidos collages sobre lija.
La exposición recorre los elementos recurrentes de la obra de este artista y sus personajes anónimos, que relatan su historia mas allá del cuadro y que se ocultan detrás de máscaras, de gafas o simplemente bajo la solapa de un sombrero como en Citoyen, Brelan o Faust.
Arroyo es considerado uno de los mejoes creadores españoles contemporáneos y se inscribe dentro de la llamada Figuración Narrativa, corriente de fuerte inspiración literaria, con un trabajo que alterna periodos mas críticos con otros mas humorísticos. Algunos aspectos de su pintura lo relacionan con otros movimientos, como el pop art, el dadaísmo e incluso con el surrealismo.
Pintura, escritura y escenografía
El pintor inició su carrera artística durante su exilio en Paris, ciudad a la que llegó en 1957 tras terminar la carrera de Periodismo. Aunque inicialmente quería ser escritor, en Francia inició su formación como pintor. En 1960 participó en el Salón de la Joven Pintura en el Museo de Arte Moderno de París con La Corrida de Papillón, y al año siguiente, expuso por primera vez su obra en la Galería Claude Levin de París. Conectó con los círculos intelectuales y artísticos de vanguardia así como con la comunidad española de exiliados.
Sus obras sobre los retratos de dictadores entre los que se encontraban Franco, Hitler, Mussolini y Salazar, presentadas en la Bienal de Venecia de 1963, provocaron una protesta oficial de la diplomacia española. A mediados de los 60 comenzó a colaborar con los pintores Gilles Aillaud y Antonio Recalcati en las representación de una misma temática dando una visión violenta de la Historia de España. En 1973, todavía bajo la dictadura de Franco, fue expulsado de España, a la que no regresó hasta 1976.
Artista polifacético, lleva 40 años realizando decorados teatrales junto con Klaus Michael Grüber. Tampoco renuncia a la literatura y firma obras como Sardinas en Aceite o Panama All Brown. Su obra ha sido reconocida, entre otros muchos galardones, con el Premio Nacional de Artes Plásticas del Ministerio de Cultura (1982) o el título de Caballero de las Artes y las Letras de Francia. Arroyo, pintor por excelencia de la transición, ha aportado a la tradición pictórica española una nueva categoría narrativa: humor, ironía y cálida verbalización figurativa, a la que no es ajena su vocación de escritor.
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