Destruyen un mural de Ibarrola en la rehabilitación de un edificio de los jesuitas en Bilbao
El artista vasco pintó las paredes y el techo abovedado del salón de actos de Arrupe Etxea entre 1952 y 1953
Un conjunto de pinturas murales de Agustín Ibarrola han sido destruidas durante la rehabilitación del edificio Arrupe Etxea de Bilbao, conocido popularmente como los luises, propiedad de los jesuitas. Ibarrola pintó el salón de actos del edificio por encargo de la orden entre 1952 y 1953. Los dibujos ocupaban las paredes laterales y el techo abovedado de la sala. Sólo en los muros, la superficie pintada ocupaba más de dos metros de alto por unos cinco de largo.
Un portavoz de los jesuitas ha justificado la decisión por el mal estado de conservación en que se encontraba la obra, de tema religioso y social, según informa el periódico El Correo. Al parecer, presentaba humedades y se encontraba en muy mal estado. Según dice, su restauración habría costado tanto como la remodelación completa de Arrupe Etxea. Sus dueños también han reconocido que las pinturas no habían recibido ningún tipo de mantenimiento durante estos años.
El mismo portavoz asegura que dos informes técnicos de la Diputación de Vizcaya y el Ayuntamiento de Bilbao han avalado la decisión, aunque ambas instituciones han negado este extremo.
Los responsables de Arrupe Etxea han asegurado también que antes de emprender las obras de rehabilitación se pusieron en contacto con Ibarrola, pero el artista, que ha puesto el caso en manos de sus abogados, niega que haya sido así. También niega que las pinturas estuvieran en mal estado de conservación. Para Ibarrola, "es otra más que hay que anotar en mi contra, pues no han tenido ni la delicadeza de consultarme y no quiero decir más", afirma en El Correo.
No es la primera vez que el artista vasco se queja de que su obra es destruida o atacada. En repetidas ocasiones, ha denunciado como su Bosque encantado de Oma, en el municipio vizcaino de Kortezubi, no ha recibido atención suficiente por parte de la Diputación Foral, su propietario, a pesar de los repetidos que ha sufrido por parte de grupos radicales.
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