Julieta Venegas muestra en Madrid todos sus rostros musicales

La cantante mexicana Julieta Venegas llenó anoche la sala La Riviera de Madrid y trasladó al directo las canciones de Limón y sal, el cuarto disco en su carrera en solitario y protagonista de un concierto en el que no olvidó sus inicios musicales. Venegas reeditó el éxito de la noche anterior en Barcelona y volvió a agotar las entradas en una nueva parada de su gira española, en la que demuestra la evolución en su carrera, nacida en la escena rock mexicana con Tijuana No, la más relevante de sus anteriores formaciones.

Las melodías de Limón y sal y Oleada, procedentes de sus dos últimos trabajos, confirman el acercamiento gradual de la cantante y compositora a terrenos más cotidianos y positivos, que le han proporcionado un éxito comercial hasta ahora inédito tanto en España como en su México natal.

El público de la madrileña sala La Riviera disfrutó especialmente del tono festivo en temas como Andar conmigo y Lento, aunque Venegas mantuvo los sonidos urbanos de sus inicios que resurgieron en las recientes Mala memoria y Eres para mí, de la que ofreció una nueva versión para iniciar el concierto.

El recital también sirvió para mostrar a Los Tigres del Norte, Andrés Calamaro y el poeta Pablo Neruda como algunos de los referentes de Venegas, ahora productora de su propia música con la colaboración del también cantante Coti Sorokin, quien ya participó en el anterior trabajo de la mexicana, Sí, y con el que ha interpretado una de las canciones de la temporada, Nada de esto fue un error.

El acordeón que tanta personalidad aporta a su música sonó en una atractiva versión de Sin documentos/i>, incluida en el homenaje al argentino, i>Cantando a El Salmón, mientras que A callarse, canto a la tolerancia dedicado a Neruda, se convirtió en uno de los momentos más celebrados por los asistentes.

El tango, las rancheras y ciertos ecos del reggae y el ska también se colaron entre las canciones de una Julieta Venegas que prefiere la sobriedad como principal arma a la hora de enfrentar sus composiciones a un publico que no exigió nada más a su estrella.