El Festivalito de La Palma cierra su V edición con historias de valor y perdón

En una ceremonia fiel al carácter festivo del encuentro, se entregaron el sábado en la isla de La Palma, los premios del Festivalito, en el que el director colombiano Harold Trompetero subió al estrado en varias ocasiones, obteniendo premios tanto por su largometraje como por el cortometraje dentro de la sección La Palma Rueda. Otro de los grandes de la noche fue el español Mario Iglesias, quien obtuvo también una de las estrellas, compartiendo con Trompetero el premio al mejor cortometraje realizado durante la semana del encuentro en la isla de La Palma en Canarias.

Harold Trompetero, quién presentó a concurso el largometraje Violeta de Mil Colores, obtuvo la estrella -como llaman al galardón-, al largometraje de cine chico, al mejor director y el mejor montaje, mientras que el documental mexicano de Nadie, del mexicano Tin Dirdamal, que narra las atroces historias de los inmigrantes en su paso por México con rumo a los EE UU, ganó el premio del público y una mención especial por su capacidad de reflejar el problema de la migración centroamericana.

Mario Iglesias, cineasta español, obtuvo el galardón al mejor cortometraje realizado bajo la sección La Palma Rueda, la cual implica la realización de un filme de cinco minutos durante los seis días que dura el festival. El corto premiado, titulado Vecinos narra una historia de ficción basada en lo sucedido en La Palma durante la Guerra Civil, y que busca que el valor y el perdón resuene en la memoria de la comunidad. Este premio lo compartió con Trompetero, quién realizó una serie llamada Siete Cortos de Valor, brevísimas historias cargadas de significado y todas ellas relacionadas de alguna manera con el lema que debía de seguirse: "Mahay… Y llegó la hora de los valientes", donde Mahay significa valiente en la antigua lengua canaria.

La primera parte del cierre del festival consistió en la exhibición de todos los cortometrajes realizados durante la semana, para pasar posteriormente a la entrega de premios. Con el auditorio abarrotado, realizadores, familiares y público asistieron a una ceremonia que destacó por su agilidad y en la que se sintió la calidez de los invitados y de los pobladores de la isla.

En una pieza de vídeo que recogía el sentir de los cineastas, emitida durante la ceremonia de premiación, se vio decir al director Juanjo Ramírez decir que el festival era "una utopía" y que a alguno "le cambió la vida". Para el realizador Tin Dirdamal, quién viajó desde Cochabamba para acudir a la cita, el festival le permitió darse cuenta del tipo de historias que se narran y la aproximación que se tiene hacia la realización cinematográfica en video en la comunidad Canaria y por parte de realizadores de filipinas, Francia y España.

El Festival de Cine Chico de la isla de La Palma, también llamado Festivalito, intenta reunir cada verano a realizadores sin importar su nacionalidad, cuya intención sea hacer cine de calidad, aprovechando el bajo coste que la producción en video digital ofrece.